18 de abril de 2008


Abrazada por ese cuerpo casi desconocido se da cuenta de lo que otras personas llevan meses observando y con mucho sigilo, por fin, se quita la alianza para dejarla en el fondo del cajón.

2 comentarios:

ralero dijo...

Las alianzas no necesitan un símbolo que las hagan notorias. Si las hay las hay y si no no. Por otra parte, no tienen porque dejar de serlo porque hagamos uso de nuestro cuerpo libremente. Aunque en este caso, no sé si se trataba de una necesidad de algún tipo.

Un abrazo.

Larrey dijo...

Rafa, va a sonar a peloteo, pero siempre engrandeces mis cuentos con tus reflexiones.