En el trabajo lo llamamos "operación bikini". Cuando se acercan estas fechas somos muchos los que cambiamos nuestras rutinas y nuestros menús, se acerca el veranito y hay que entrar, como mínimo, en el modelo del año pasado. Vuelven las tiranías de las básculas, su yugo numérico y juguetón, su irónico balanceo de cifras. Y en esto, aunque hay mayoría de mujeres, los hombres cada vez estamos más al día. No sé las cifras, pero estoy seguro de que en Naturhouse ya se han dado cuenta del potencial negocio masculino.
El caso es que las personas que están a dieta tienen una incontrolable y masoquista tendencia a hablar de comida. Ya sea de lo que han comido, como de lo que no pueden comer. Ya sea con orgullo por lo bien que lo están haciendo o con pena por lo que les está costando. Estas dietas, tienen, además, daños colaterales de los que nadie habla y tendrían que estar dentro de la lista de males de la OMS. Las parejas. Las parejas sufren las consecuencias del rigor alimenticio, y no solo porque un atracón puede ser una ofensa, un bocadillo de atún un crimen que te obliga a la clandestinidad, sino por lo que se le agria el carácter a un dietado. No dormir o no comer (las dos cosas ya ni os cuento) ponen de una mala leche impresionante.
Pero no es esto lo que realmente me inquieta. Sino las guerras de cifras en las que entra una persona que está a dieta, donde 100 gramos pueden ser un motivo de depresión o un muelle para saltar de alegría. El sábado comí con los amigos. Fue una comida que le hubiera provocado un paro cardiaco al endocrino más tolerante. Y fijaros, tuve el detalle de pesarme a las dos de la tarde (la comida era a las tres) y, por deferencia a la persona que fui no diré el peso, volví a hacerlo de retorno de la comida. ¿Cómo es posible que hubiera engordado dos kilos?. ¿En menos de cuatro horas?. ¿Qué impresión debía llevarme si estaba a dieta?¿había adelgazado un kilo por la mañana?, ¿había engordado uno por la tarde?. Ya sé, ya sé que hay que pesarse siempre a la misma hora, en las mismas condiciones, pero visto lo visto, ¿debemos preocuparnos tanto por un par de kilos?.
El caso es que las personas que están a dieta tienen una incontrolable y masoquista tendencia a hablar de comida. Ya sea de lo que han comido, como de lo que no pueden comer. Ya sea con orgullo por lo bien que lo están haciendo o con pena por lo que les está costando. Estas dietas, tienen, además, daños colaterales de los que nadie habla y tendrían que estar dentro de la lista de males de la OMS. Las parejas. Las parejas sufren las consecuencias del rigor alimenticio, y no solo porque un atracón puede ser una ofensa, un bocadillo de atún un crimen que te obliga a la clandestinidad, sino por lo que se le agria el carácter a un dietado. No dormir o no comer (las dos cosas ya ni os cuento) ponen de una mala leche impresionante.
Pero no es esto lo que realmente me inquieta. Sino las guerras de cifras en las que entra una persona que está a dieta, donde 100 gramos pueden ser un motivo de depresión o un muelle para saltar de alegría. El sábado comí con los amigos. Fue una comida que le hubiera provocado un paro cardiaco al endocrino más tolerante. Y fijaros, tuve el detalle de pesarme a las dos de la tarde (la comida era a las tres) y, por deferencia a la persona que fui no diré el peso, volví a hacerlo de retorno de la comida. ¿Cómo es posible que hubiera engordado dos kilos?. ¿En menos de cuatro horas?. ¿Qué impresión debía llevarme si estaba a dieta?¿había adelgazado un kilo por la mañana?, ¿había engordado uno por la tarde?. Ya sé, ya sé que hay que pesarse siempre a la misma hora, en las mismas condiciones, pero visto lo visto, ¿debemos preocuparnos tanto por un par de kilos?.
8 comentarios:
Decía Lucía Etxeberria, arrimando el ascua, que las chicas gordas se están convirtiendo en algo muy deseado, por aquello de lo prohibido.
jajaja muy divertido...me he reido con este post..
"Fue una comida que le hubiera provocado un paro cardiaco al endocrino más tolerante" me gusta mucho este humor exagerao.
Entiendo que eres hijo del cuerpo...un abrazo a tu padre.
Yo soy yerno del cuerpo (no, no me refiero a la Nicoskisman, al otro, al otro cuerpo).
Me da que hay demasiados cuerpos por aqu� al que yo me refer�a es blanco y con raya roja y te dice �a d�nde se�or?. Y antes que el de la kisman, rafa, me quedo con el de Leonor...wailting, por su puesto, puesto a elegir cuerpos...
Otro daño colateral para las parejas se produce cuando la tuya está a régimen y al abrir la nevera te encuentras con que el chorizo se ha sustituido por el pavo, las cervezas por la coca-cola light, etc. Asi que adelgazas por huevos.
Ummmmmmm... la dieta del huevo. No la conocía, je, je...
Abrazos.
Claro, así luce el tipín el muchacho. Aunque la mejor dieta sigue siendo la del cuchurucho, ya sabéis, comer poco y...
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