16 de enero de 2008

SUEÑOS RECURRENTES


Mi subconsciente es como un mal programador de la televisión. Para él Médico de familia y Verano Azul deben de ser los paradigmas del buen cine, porque de siempre ha sido de los de reponer y reponer los grandes éxitos. Es lo que llaman sueños recurrentes. De pequeño soñaba que corría mucho. De hecho corría mucho. En el patio me llamaban correcaminos, porque era el último siempre en caer en el rescate. Así que en mis sueños no solo serpenteaba entre compañeros de clase, sino que le ganaba a coches y trenes. 12 segundos en los cien metros fue lo máximo que la realidad me acercó a mi ficción. A este le sucedió en la parrilla el de caer al vacío. He tenido siempre algo de vértigo (supongo que más o menos el que todos tenemos) contra el que he luchado a conciencia y las mejores batallas se dirimían entre las sábanas, donde yo caía y caía (notaba realmente la sensación de caída en el estómago) y el suelo jamás se cruzaba en mi camino. Lanzarme desde un helicóptero al mar ha sido la praxis más cercana a ese sueño. Después le vino el de respirar bajo el agua, me tiraba al mar o a una piscina y zas, abría la boca y como si me hubiera trasnformado en un pez respiraba con toda normalidad. Aunque se repitiera una y otra vez el sueño (moderadamente, claro) siempre era la primera vez, cuando caía al agua y respiraba el contador estaba a cero y me sorprendía a mí mismo de mi capacidad. Bucear con botella durante la mili (que hice como submarinista) fue la forma en la que la realidad se deshizo de este sueño. Después las cosas han ocurrido peor, la balanza se ha tornó y no era un sueño que más o menos me invitaba a ponerle remedio, sino algo que había ocurrido y que pensaba volvía a ocurrí. Aunque no fue como Sabina que me metiera en un piso, sí que terminé la mili. Entonces mi pesadilla era que recibía una notificación que me confirmaba que tenía que hacerla de nuevo, que por un error no había valido, o que me quedaban otros cuatro meses, o que no encontraba "la blanca" para demostrar que ya había servido a la patria. Creedme que me entraban sudores fríos. Después la mili perdió vigencia en mis temores y fue la carrera, sueño que todavía, casi diez años después, aun me castiga de vez en cuando. Aprobé la última asignatura (maldita arqueología de primero) a la cuarta convocatoria y con un trabajo que empujara un poquito mi cuatro ramplón. Pues desde que un certificado me dijera que era licenciado en historia he soñado decenas de veces que tenía una asignatura todavía por ahí pendiente, sin apuntes, sin compañeros que me los pudieran pasar, sin manuales, sin conocer al profesor...vamos, toda una pesadilla.
Seguro que tú también tienes las tuyas, ¿por qué no nos las cuentas?.

1 comentario:

ralero dijo...

Pues esos sueños -pesadillas- militares y universitarias deben ser comunes a muchos soldaditos españoles y licenciados. Yo los tuve calcaditos a los que describes y conozco a alguno más que me ha comentado que también. Por fortuna lo de la "mili" pasó a la historia.

Un abrazo