21 de enero de 2008

MICROS


La misma mujer que gritaba y tiraba huevos a la fachada de la clínica abortista, tuvo que volver unos años después con su hija. Pero esta vez ni gritó, ni llevaba huevos.

1 comentario:

Elena dijo...

No ha de ser fácil en ninguna situación: en la cuarentena con hijos criados e independientes, en la adolescencia con mucho aún por hacer, cuando alguien decide que donde comen 2 no comen 3.....

Una piensa que nunca lo haría, pero es mejor decir "nunca digas nunca jamás" por si las moscas...

bss