7 de enero de 2008

EL CIERRE DEL COLE


Es una de las muchas escuelas públicas (gracias Esperancita) que no tuvo plaza para nuestro pequeño. El nuestro y 300 más en el barrio, y en torno a los 25 mil en toda la Comunidad. ¿Cómo agradecertelo Missis Aguirre?. Está situada cerquita de mi casa. No es vieja, debe de tener menos de treinta años. De un día para otro, antes de las vacaciones, les comunicaron que cerraba, porque unas amenazantes grietas invitaban a tomar medidas. Visto lo visto la idea no parece mala. Las formas y la velocidad discutibles, y aun así, la precaución se agradece. Pero estoy cabreado. Me da la impresión de vivo en la parte olvidada de la ciudad. Hay prejuicio en mis palabras y cierto victimismo obrero, no lo puedo negar, pero es que cuando abro la sección local del periódico y veo este tipo de noticias busco rápidamente el lugar para saciar mi morbosidad, esperando que sea esta vez en un barrio norteño, entre unas urbanizaciones arboladas y con sauna y vigilancia privada. Pero que va, casi siempre es por aquí, Carabanchel, Aluche, Villaverde, Vallecas...Es tentador sentirse en la parte olvidada de la ciudad, de la comunidad, pero es tan grande el despiste de los políticos para con sus ciudadanos, que me da que no es una cuestión geográfica sino cuasi totalitarista. Aun así me enfanda que una escuela de treinta años cierre por problemas en las estructuras cuando todavía no he escuchado que ninguna iglesia, algunas de siglos, haya tenido que suspender un culto por una dichosas grietas. Tengo una amiga que trabaja en una escuela infantil de la comunidad en Vallecas. Ella, su entorno, la escuela, son todo un ejemplo de ilusión e innovación. Han recibido varios premios y raro es el niño que no termina el ciclo hasta los seis años (pueden entrar en un colegio a partir de los tres) porque lo que allí aprenden y viven es difícil que lo vivan y vean en un colegio. Además de todo esto es un auténtico grano en el culo para la consejería de educación. Tal es así que cada vez que hablo con ella me muestra la certeza de que tarde a temprano lograrán cerrarla. ¿Encontrarán unas grietas y por precaución tendrán que hacerlo?. No digo que ocurra esto en la escuela de mi barrio, a lo que me refiero es que la escuelas, hechas por personas para personas en crecimiento, son algo más que una estructura y un curriculum educativo, son un proyecto, una ilusión, y la escuela de mi barrio pasadas las fiestas seguro que recuperará un espacio (quizá a kilómetros) pero ¿podrá recuperar y mantener su idea y su espíritu?. Eso es lo que me pone triste.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Este año se les ha caido el techo a un cole concertado religioso, lo cual no es deseable pero te hace ver que el caos les llega también a ellos; Tuve que luchar hace ya más de 18 años para encontrar una enseñanza laica progresista para mi niño, cuando la encontré se trataba de una cooperativa que renunció a ser concertada para ser libre, con lo que tuve que pagarla; luego en la ESO perdió todo su progresismo, solo querían dar contenidos más y más, luego en Bachiller más aún, solo querían quedar en buen lugar para preparar para la selectividad. Bueno una odisea. Es una lucha pretender encontrar algo diferente. Me queda el consuelo de haber escapado de la enseñanza de los curas y del integrismo católico. Mucho ánimo.

Larrey dijo...

Suena una historia interesante, ¿porque no me la amplías a escritorenciernes@hotmail.com y hacemos un artículo sobre el tema?

Ángela dijo...

Cuando los políticos consienten que se agriete la Cultura... malo.
¿A qué me sonará a mi eso?

Un besito, Larrey, siga usted.