No soy muy aficionado al cine bélico. Aunque reconozco que hay películas de guerra que realmente me han impactado: El puente sobre el río Kwai, Salvar al soldado Ryan o Stalingrado. Pero sobre todo hay dos películas que para mí son la excelencia del cine bélico moderno, el que se centra en los conflictos posteriores a la II Guerra mundial: El cazador y Platoon. Y precisamente de esta segunda película quiero dejaros la escena esta semana. No hay texto, solo imágenes, de esas que llevo en mi memoria cinematográfica tatuadas a fuego:
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