25 de julio de 2008

MICROS


La vio pasar, agazapado entre los matorrales, y sintió una punzada en el estómago. Comprendió entonces lo cerca que estaba el amor del odio. Un simple paso. Y él ya lo había dado.

1 comentario:

ralero dijo...

Así es, amor y odio son las dos caras de la misma moneda, dos adosados en nuestra mente. Pero si en ese momento fue consciente es que aún estaba a tiempo de dar de nuevo un paso hacia el otro lado o al menos de quedarse en la frontera.

Abrazos.