La portada del lunes no podía ser otra que el rostro de Nadal mordiendo la copa de Wimbledon. Para los que tuvimos la suerte de ir encontrando huecos par ver el partido, para los que adoramos este deporte de la raqueta, lo que se vio el domingo 6 de julio no tiene parangón. Fue un partido sublime, incalificable, arrebatadoramente perfecto, la fuerza y la técnica condensada en dos cuerpos tan diametralmente perfectos. En fin, una maravilla. También hemos sabido, terminado el curso, que tan solo 48 alumnos en toda España han objetado a la asignatura de la ciudadanía. Así que demasiado esfuerzo, demasiadas energías por parte del PP y la Iglesia para muy poca chicha. Y es que, al final, el día a día se impone y la lógica puede más que la euforia. Me decepciona, en la portada del martes, saber que fue cosa de Zapatero el frenar, en el congreso de su partido, el proyecto para suprimir los funerales de Estado. Le falta valor a este presidente para reflejar en actos lo que los votantes le dieron en votos: su confianza. Y le va a pasar factura, no me lo imagino una tercera legislatura. Conocimos a mediados de la semana la escalofriante historia de la venganza gitana, una joven de apenas 20 años secuetrada, torturada y violada por la familia de su ex pareja. Sin palabras se queda uno. Mientras tanto el drama de la inmigración, como gotitas de pimienta sobre nuestra tranquilidad, nos va regalando su realidad. Un día quince que llegan, otro tres que no lo hacen, dos que casi lo logran...
13 de julio de 2008
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