24 de julio de 2008

MICROS


Quien lo contrató lo sabía. Era el mejor en su trabajo. Un profesional que jamás había fallado. Él, Cuando apretó el gatillo, pensó que este sería el suicidio más absurdo de la historia.

1 comentario:

ralero dijo...

Sí, la profesionalidad en su justa medida; cuando falta o cuando sobra de manera obsesiva se corre ese riesgo: siniestrabilidad laboral con resultado de muerte.

Una reducción al absurdo que ha dado lugar a un muy buen micro.

Abrazos.