13 de septiembre de 2007

LOS NOMBRES Y LA ESTUPIDEZ HUMANA


Hay unos padres, creo que mejicanos, que han puesto a su hija Yahoo. Lo han hecho porque es ahí donde se conocieron. Tiemblo al pensar en la infancia de esa niña, teniendo ya un nombre que es un mote, con lo que eso estimula la imaginación, y se sabe que la malicia en el patio del colegio no conoce mesura. Estará tan marcada por su nombre que no me extrañaría que se pasara media vida buscando al hombre adecuado, que ha de llamarse Arroba, para formar una verdadera familia cibernética, cuyos hijos se llamarían, sin duda, Punto y Com: Yahoo, Arroba, Punto, Com. ¿No es tentador?. A mi la idea no me parece mala, si hubiera cundido el ejemplo el mundo estaría lleno de Bancoenelparque Gutierrez, Paradelbus Martinez o Clasesdeyoga Sanchez. Es más, propondría una ley que obligara a los padres a ponerle el nombre a su hijo en función del lugar donde se conocieran. Eso invitaría a la gente a tener encuentros más glamurosos para evitar tener hijos como Hiperusera Dominguez o Urólogo Marquez. Lo siento, te quiero mucho, pero lo nuestro no tiene futuro, nuestro hijo se llamaría Sexshop Regulez. Claro, que pronto surgen preguntas: ¿Cómo llamaríamos al segundo hijo?, o ¿cómo le explica una mujer a su marido que a su hijo han de ponerle Trabajo Suarez cuando ellos se conocieron en la clase de spining?.
Si pensáis que esto que acabo de contar supone el cénit, el culmen, de la estupidez humana, estáis muy, pero que muy equivocados. Esa cima, ese éxtasis de lo absurdo, ese clímax de la soberana estupidez la hemos encontrado estos días (pero llevan años de investigación y trabajo) en Rusia, donde se ha probado la primera bomba ecológica, que mata pero no mancha. Que ya era hora, digo yo, que menudo guarreo eran las guerras. Aunque creo que todavía no han terminado el trabajo, hasta que no haya una bomba que desintegre directamente los cadáveres, los volatice, y también limpie los remordimientos de conciencia, no se habrá alcanzado el verdadero objetivo, porque es un verdadero engorro tener que identificarlos, empaquetarlos y devolvérselos a sus familias con una banderita. Y es que esto de la ecología está tan de moda que llega a los rincones más insospechados. No me extrañaría que un día de estos, cuando vaya a dejar el papel y las botelals, me encuentre con un contenedor para el odio y otro para la estupidez. ¡ Estupendo !, ya sé donde dejar la idea que se me ha ocurrido esta mañana. Cachis, si está lleno...
NOTA: seguro que hay quien se pregunta por qué, si la bomba es rusa y los padres mejicanos, he puesto a Bush. Bueno, podría decir que era un título demasiado tentador, pero es que lo puse en fotos google y en segunda línea...y uno no es de piedra.

1 comentario:

ralero dijo...

Bueno, hace muchos años leí que Frank Zappa le había puesto a su hija por nombre algo así como "unidad lunar uno", tócate las unidades, digo los pares.

En cuanto a la estupidez es algo que no tiene fin. ¿Bombas ecológicas? Las que no se fabrican.

Un abrazo.