Hoy el cultureta, dice, tiene dos propuestas. La primera: pasar una noche en blanco. La noche en blanco madrileña ¿cómo definirla?. Es una especie de jolgorio multicultural, una feria del ocio culto, es una especie de invasión cultural, una explosión (relativa, más teórica que práctica) de arte. Lo que sí que hay es una verdadera riada humana de festivos en busca del evento callejero, la actuación sorpresa o el museo extrañamente abierto. Se da la paradoja de personas que viviendo a menos de un kilómetro de una pinacoteca no hayan ido nunca en horario estandar y esa noche hagan dos horas de cola para ver los mismos cuadros que podrían ver un lunes a las cinco de la tarde. Pero así somos (y así nos va, apostilla el cultureta). Para saber más sobre la noche en blanco hay varias páginas, una de ellas, digamos, la oficial, que nos brinda el cultureta.
La segunda invitación es un poquito menos universal, más partidista, y algo coja, porque se escora, como diría Sabina, por donde se escora el Bakunin (que hasta que crecí pensaba que era un bastón en algún idioma raro). El cultureta nos invita al 30 aniversario de las fiestas del PCE. Es también una feria, pero mucho más tradicional, al puro estilo casetas, bocata de panceta y música. Hay muchos conciertos, eventos culturales y charlas y actos políticos evidentemente partidistas. Tiene su encanto, incluso si eres de derechas, aunque si sufres aversión por el mundo de la melena, las camisetas reivindicativas y la ausencia de marcas en los ropajes, mejor no vayas. Eso dice el cultureta.
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