Seguro que a los que trabajan o han trabajado en una gran multinacional esto les va a sonar. Seguro. Se extiende un rumor. Va a venir, va a venir. El becario pregunta ¿quien?, pues un jefazo, un tal Mister No sé qué que tiene firma importante y un despacho enorme en la central. Da igual que el susodicho sea del área financiera, de marketing, presidente, la rutina es la misma. Operación lavado de cara, primero los informes, todo tiene que estar al día, por si pregunta; después la ropa, ese día olvidaros del cassual, por favor; y hasta las mesas y los muebles ordenaditos, Martínez, esos archivadores bien ordenados de la "a" a la "z". Todos preparados con la mejor sonrisa, la mejor de las expectativas, faltan las pancartas, vergüenza torera, pero el cartelito de la entrada no falla. ¿No os recuerda a algo?, ¿a aquella maravillosa y a la vez cruel película de Berlanga?. Aquí falta el alcalde en la puerta del balcón gritando lo de como alcalde que soy os debo una explicación. Luego, en el moderno Mister Marshall, llega el pez gordo, saluda a los directores, se encierra en un despacho del que sale, como mucho, para comer con los jefes y, a lo sumo, se da un paseo por el área de su competencia, saluda a los trabajadores y de vuelta a su gran despacho en la central. Y ahí se quedan los trabajadores, con sus esfuerzos para ponerlo todo al día, para ordenarlo, para planchar la camisa de las bodas, para encontrar los pendientes que van a juego con esos zapatos y...su rutina diaria, sus llamadas, sus archivos, sus informes y su teclado sin despacho. Y hasta otro año, cuando empiece a extenderse el rumor, que viene, que viene...
19 de septiembre de 2007
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