INCLEMENCIA
Talada la esperanza tajo a tajo,
Su exangüe corazón ya es sólo un hueco
Estático, enlutado, helado y seco,
Caníbal devorándose a destajo.
Sin pulso es un atónito pingajo,
Quimérico e inútil embeleco
Que, mudo, implora el bálsamo de un eco,
Rendido, sin aliento y cabizbajo.
Y, yermo en la añoranza, languidece,
Tirando de sus huellas con desgana:
La vida, sin los sones de un mañana
Que den sentido al duelo, no merece
La pena ser vivida; es un calvario
Tan sórdido y brutal como precario.
1 comentario:
No es éste un poema
para un inicio de primavera, Poeta.
Siente sus "ecos" envolventes
de notas de azahar...
La vida siempre, siempre, merece nuestro calvario
Lejanas pero próximas: mis manos
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