Las verdades absolutas no son buenas. Hay que dejar siempre un resquicio a la duda, aunque eso tenga su vertiginosa parte de peligro, la de no creerte nada. Por ejemplo, hacer trampas ¿es ético o moral? Pues depende, depende de si el que las haces eres tú o no. Esta simpleza irónica tendrá más verdad, casi seguro, que lo que yo voy a explicar, pero no es esto a lo que voy. Hacer trampas puede ser bueno, si el juego, los jugadores y el resultado es bueno. Es engañar, sí, pero puede ser bueno. Y tengo un ejemplo. Mis hijos y yo hacemos un juego todas las noches. Un juego previo al baño, que consiste, fundamentalmente, en hacer reír al saquito de risas (mi hijo pequeño) El mayor y yo nos retamos para ver quien consigue sacarle más risas con las cosquillas. Yo ganaría, si no hiciera trampas. Porque el hermano pone todo su empeño y eso hace que el saquito ya se ría sin más, pero lo que son las cosquillas, la maravillosa herramienta del dedo o la barbilla de la risa, no la tiene todavía dominada. Así que en su turno lo que yo hago es aplicar con mis dedos, mientras sujeto al saquito, una presión precisa en ciertos puntos, presión imperceptible para el mayor, que unida a los besos que él está dando, hace que el saquito de la risa se active como nunca. El efecto de la trampa es inmediata y los tres nos morimos de la risa. Bueno, yo también de la emoción, claro. ¡ Benditas trampas pues !
27 de marzo de 2009
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3 comentarios:
¡que momento más divertido!...¿y el ego del mayor? ahí, creciendo porque te ha ganado, ha sacado mas cosquillas al saquito de risa, ja,ja,ja....
Me quedo con :las verdades absolutas no son buenas....
sobre todo porque no existen,lo cual tambien nos complica la vida..
besos
dafne
Ya lo creo, que las verdades absolutas no son buenas. Pero no nos quieras engañar. Que tú no estás haciendo trampas, lo que estás es jugando con tus hijos a disfrutar todos juntos.
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