29 de septiembre de 2008

MICROS


¡ Si no estuvieras tan gordo hubieras llegado a esa pelota !. El comentario no sería extraño en un campo de fútbol sino fuera porque el que corría tras la pelota era su hijo, de diez años.

4 comentarios:

Elena dijo...

Este tema merece reflexión. Hablamos de un niño que está gordo por no comer bien, no porque tenga una herencia genética propensa a ello.

¿donde están ahora esas lentejas, cocidos madrileños, sopas de marisco, guisos de carne que comíamos después del cole para luego volver a estudiar un ratito y salir de nuevo para jugar al bote bolero, a la cuerda, a la goma, al futbol, al escondite, a las bidas mientras comíamos un bocata de pan pan de chope, o chorizo o lo que tocase, y después de hacer los deberes en casa, ducharnos y ver la tele un ratito, cenar un rico puré de verduras, una tortilla de patatas de 6 huevos, un pescaito en salsa.....?

¿donde están esas madres que dedican su tiempo a alimentarnos como debemos, a cuidar de nuestra alma, a guiarnos por el difícil camino de la vida?...

Esas madres son las nuestras, porque nosotros somos otra generación, y con ella y sus adaptaciones vienen otras generaciones donde creo que se están perdiendo valores muy importantes, los niños llavero por poner un ejemplo.

Todo está en el mismo círculo. ¿solución? horarios laborables adaptables a la jornada colegial, donde la tarde un padre esté con su hijo y tenga tiempo de poder darle tiempo y cocina de calidad, en vez de tirar de tanto precocinado por no llegar apenas con tiempo a casa.

Es una simple reflexión.

Un beso

Filoabpuerto dijo...

No me parece en absoluto "simple" esa reflexión, Elena.

Yo en estos temas me gusta SUMAR, conservar lo bueno de antes y añadirle a eso nuevas cosas pero sin descuidar las de antes y efectivamente, hay muchos chicos-llavero como tú dices, yo los veo a diario y duele ver a los chavales con una cadenita colgándoles del cuello la llave de casa porque salen de ella y no hay nadie y vuelven y tampoco hay nadie... enfín, el tema es muy complejo pero creo que va por la conciliación del trabajo y de la vida familiar, la flexibilización de los horarios.... las madres, también los padres, pero las madres hacemos verdaderas piruetas para lograrla y casi siempre pagamos con nuestra salud y falta de descanso

Un abrazo

Merce

Elena dijo...

Merce, me alegra mucho no sentirme sola en esta "simple" reflexión. Me apunto a lo añadido por tí.

Mientra mi hija hacía los deberes les preparé un puré de calabacín q te mueres para cenar....me acordé del artículo y anoche no tocaba precocinado, porque yo tenía tiempo para cocinar.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

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