Ayer estuve en un palco del Bernabeu. Un palco privado. Es lo que pasa por tener amigos que triunfan en la vida. Le costó, pero al fin logró convencer a su empresa de la rentabilidad de ese espacio para el negocio, porque se firman más contratos en los palcos y restaurantes que en los despachos. ¿Y qué hizo nuestro amigo para celebrar su logro?, invitar a uno de los primeros partidos a sus tres amigos. Y ahí estábamos, más anchos que largos, (y ya es decir), rodeados de ejecutivos de grandes empresas en la zona más selecta del estadio. Azafata que no te deja apurar el vaso, jamón del bueno, tapitas, vino, aire acondicionado y repeticiones. Da la impresión de que los ricos saben vivir bien. Nos hacía gracia vernos allí y recordarnos veinte años atrás, sentados en un bordillo, vaso de plástico en mano, planificando el futuro, que consistía en elegir el siguiente garito. La vida nos ha ido cambiando, y aun así seguíamos siendo los mismos adolescentes atolodrados que bromeábamos de lo todo lo que nos rodeaban. Tuvieron suerte, hay que reconocerlo, los que compartían el espacio con nosotros, si es que gustaban del fútbol, que allí hubiera llegado nuestra versión más adulta y madura. No nos quiero imaginar con 20 años menos, unos kilos menos también y sobre todo mucha menos vergüenza. Hubiera sido divertido.
La verdad es que fue una experiencia interesante, una forma distinta de ver el fútbol. Le falta el contacto con el público, el rugido del estado, pero la tarta de bacalao y las brochetas de pollo compensan esa deficiencia. A todo esto ¿cómo quedaron?.
Nota final: la cara que tengo en la foto es porque estaba pensando ya en el jamoncito...
La verdad es que fue una experiencia interesante, una forma distinta de ver el fútbol. Le falta el contacto con el público, el rugido del estado, pero la tarta de bacalao y las brochetas de pollo compensan esa deficiencia. A todo esto ¿cómo quedaron?.
Nota final: la cara que tengo en la foto es porque estaba pensando ya en el jamoncito...
2 comentarios:
Supongo que en una ocasión así romperías ese régimen espartano que sigues respecto a la cerveza con. Más que nada para poder tragar el jamoncito bien acompañado, que sé que no te gusta a ti el ibérico, jajaja.
Si no es así, dame el número de tu amigo para decirle que no te invite más en la vida.
Abrazos.
Si señor, muy socialista eso del palco VIP... es q ya nadie tiene ideales???
Venga, a seguir con la incoherencia!!
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