Parada en un semáforo no puede evitar dejarse llevar por la belleza del conductor que ha parado a su derecha. Pelo moreno, ojos claro de mirada intensa, rostro poderoso y una hermosas manos que acarician con suavidad el volante, unos dedos interminables, que se acercan a la nariz y con la misma capacidad horadadora son capaces de devolverla a la cruda realidad.
22 de septiembre de 2008
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