Septiembre es el mes de la vuelta al cole, de la vuelta al tajo, del final del verano, del reencuentro, del comienzo de la temporada de fútbol...¡ qué va !, septiembre es el mes de los coleccionables. Solo hay que darse un paseo por las calles y plazas de nuestras ciudades y fijarse en los kioskos. Arriconados por tanto coleccionable descansan los periódicos, intimidados por el color y el cartón. Si uno es adicto a este sistema de compra, en estas fecha ha de salir de casa con unas gafas especiales para no caer en la tentación. Claro, que eso es casi imposible porque ocho de cada diez anuncios son de colecciones para el kiosko. Estoy seguro de que la gran mayoría de ellas están pensadas para que nadie las termine, para que compren el lanzamiento y un par de semanas más y listo. De hecho si por un casual eres un loco de alguna de ellas (yo, de los coches de los ochenta, por ejemplo) eres incampaz de terminar la colección porque jamás llegan a tu kiosko. Es un márketing despiadado. De todos modos, aun entendiéndolo así, a uno le cuesta imaginar la cara del tipo que aparece por la mañana en el kiosko y pide el número uno de dedales de colección. ¿Qué clase de infancia, sin menospreciar a nadie, ha tenido alguien que colecciona dedales?. Porque vale que guarde la docena de ellos que su abuela utilizó por la carga sentimental que pudieran tener, pero ¿los otros?, dónde los va a poner. Entrad, entrad, ahora os pongo una cerveza, pero primero venid a ver el último dedal de mi colección. Yo, por muy fría que esté la cerveza, me marcharía asustado...bueno, aguantaría un poco, por educación, lo que tardara en calentarse. Y como esta hay muchas colecciones verdaderamente extrañas. Las hay clásicas como las de idiomas, de sellos o las de coches, pero otras que invitan desde luego a pensar un poquito: abanicos, muñecas de porcelana, un barco para montar que incluye un DVD explicativo y hasta un teléfono de consulta, ¿oiga?, sí, verá, es que no hay forma de cuadrar el mástil de popa con la línea de la quilla. Coches montables, cursos de dibujo y pintura que incluyen un lápiz en la primera entrega, dinosaurios para montar pieza a pieza, cuentos de Calleja en miniatura, cursos de punto de cruz (hasta la fecha no se ha visto ninguno que incluyera abuela maestra, pero dadle tiempo a la robótica), claves y secretos del tarot, banderines de clubs de fútbol...y mi favorito, sin duda ¡ la maravillosa colección de molinillos de café en miniatura !, por fin la Barbie podrá invitar a la Nancy a un café como Dios manda.
En fin, que si ya es dura la vuelta al cole, la cuesta arriba de septiembre se hace más empinada si caes en la tentación. Y ahora tengo que dejaros, no quiero que nadie me robe el número uno de la colección de vestidos de grandes diseñadores en miniatura, creo que era uno de Grace Kelly...
En fin, que si ya es dura la vuelta al cole, la cuesta arriba de septiembre se hace más empinada si caes en la tentación. Y ahora tengo que dejaros, no quiero que nadie me robe el número uno de la colección de vestidos de grandes diseñadores en miniatura, creo que era uno de Grace Kelly...
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