24 de agosto de 2007

PENA


Voy a contar una historia: el padre de un niño muerto retiene contra su voluntad al asesino de su hijo. Durante años, décadas, lo alimenta y lo mantiene encerrado. Cada mañana el asesino piensa que será el último día de su vida. Hasta que uno de ellos lo es al fin, cuando el padre del niño decide matar al asesino que acabó con su vida. Pese a la justificación moral que nos sale a todos de las entrañas empáticas con el dolor del padre, sigue pareciéndonos una atrocidad. Pues esto no es más que una metáfora facilona de la pena de muerte. Y viene a cuento porque ayer ejecutaron a John Ray Conner en Estados Unidos (por poner un ejemplo). Y hiela la sangre la noticia adjunta que incluye El País. Nicholas Yarris demostró su inocencia gracias al ADN en 2003; Ryan Matthews lo logró en el 2004; Curtis MacCarthy lo consiguió hace unos meses después de más de 20 años de cárcel; A. Hernández pasó más de diez años hasta que demostró no haber matado a aquella pobre niña; O Veneral Jimerson pasó casi 20 hasta lograr demostrar su inocencia. Todos estos presos no son más que unos pocos ejemplos de los más de 120 personas que, según la Death Penalty Information Project, pasaron una media de 10 años en el corredor de la muerte demostrándose finalmente que eran inocentes. Es tan injusto, tan inhumano que casi me es indiferente saber que en buena parte de estos casos el Estado no ha ejercido compensación alguna. ¿Cómo se va a compensar a alguien por estar diez años encerrado esperando a morir por un crimen que no ha cometido?. Estoy seguro de que en Estados Unidos hay una ley para evitar la crueldad en los mataderos de animales. Seguro. Y en cambio, este país, que pretende venderse como un defensor de las libertades, como padre de la democracia moderna occidental, siga manteniendo la pena de muerte como una herramienta mása. Un solo error judicial, un solo ejecutado inocente me parece demasiado, ese argumento por sí solo, sin entrar en la utilidad con los verdaderos asesino, debería bastar. Es inconcebible, y creo que en aquellos países en los que la cordura y madurez democrática, además de la más pura lógica humana, desterró para siempre la pena de muerte, deberían ejercer una presión brutal sobre aquellos que la mantienen y en el caso de Estados Unidos o China, siguen haciendo uso de ella con irónica tranquilidad. Sé que pedir una especie de vacío políticio y económico es una locura, una utopía, pero ¿qué nos queda?, para realidades ya está la realidad, habrá, como reza el tópico, que ser realistas y pedir lo imposible.
Mientras tanto: No a la pena de muerte; siempre.

3 comentarios:

ralero dijo...

Suscribo completamente todo lo dicho. Y añado que quitar a alguien la vida alevosamente, aunque se haga con el amparo de una aberrante legalidad, sólo puede ser calificado de asesinato.

Anónimo dijo...

Ha llegado a mis oidos que en USA hay pacientes a los que no se les dice la gravedad de su enfermedad porque no tienen dinero para curarse y por lo tanto se van de la consulta sin saber que les espera la muerte próxima. Esto es también un asesinato legal más del pais de la "libertad"

Pedro dijo...

Yo estoy a favor de la eutanasia activa para criminales confesos. Después de cometer un crimen horrendo lo mejor es suicidarse, como hacen muchos, pero otros no tienen valor y hay que ayudarles.