23 de agosto de 2007

EL EXTRANJERO


Sigamos con nuestro poeta carabanchelero...



Proseguí esta senda dilapidada,
que el tiempo devoraba en mí contra yo,
hablando de mi mismo fui el percusor
que dio movimiento a la bala
que me hace recorrer estos sinuosos laberintos
de mal gastada soledad;
la solución no pasa por dejarse llevar y dormir en cualquier lupanar,
ni en el bendito-maldito Ron que me abisma,
hasta tocar en la puerta de las iglesias pensando que soy yo,
no se sabe cuando comenzaron estos letargos,
pero rápido se enraízan hasta el fondo del ser
y como la vida marca al loco cada día,
es más loco el egoísta más egoísta,
el solitario camina hacia la anacoresia.


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