20 de mayo de 2008


Todos tenemos nuestros, no sé, ¿fetiches?. Esos puntos de inflexión donde algo aparentemente imperceptible se hace eco y hueco y de golpe lo llena todo. El cine, por ejemplo, ¿cómo pasar de Chispita a una película coreana subtitulada?. Pues algo se despierta cuando alguien hace muy bien su trabajo. Eso me ocurrió a mí con una docena de películas, en mi más tierna infancia. Y dos de ellas estaban protagonizadas por la misma pareja, para mí la pareja más importante de la historia del cine: Newman y Redford. Y hoy voy a rendir un sincero homenaje en esta sección a la película que más me llenó: El golpe. Magistral e inteligente, ahí va la escena final, que como la película, habré visto unas veinte veces. No la transcribo porque aquí lo importante no es el diálogo. Si no la habéis visto, por su puesto, ver la película en lugar de la escena, sería un crimen no hacerlo.

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