20 de mayo de 2008

BRICO-PREPARTO

No sé si esto me ocurre a mí sólo o todos los futuros padres han pasado por este proceso. He decidido llamarlo brico-preparto. Os pongo en precedentes, dentro de un mes (si H no tiene más prisa) llegará a este mundo, con lo que esto significa (para bien y para mal) el hermanito de R. Llevamos, por tanto, unos cuantos meses preparándonos, unos más que otros y cada uno a su manera, para esta nueva invasión de biberones y pañales. Es evidente que la madre, como poseedora del continente y dueña y señora del contenido, está mucho más concienciada con el evento que padre y hermano. Nosotros, salvo caricias y palabras y visitas al médico como acompañantes, seguimos nuestra vida normal. Bueno, más o menos. Este es un filón que IKEA y Leroy Merlin todavía no han descubierto, pero no tardarán en hacerlo. Una futura parturienta agudiza sus sentidos en todas las direcciones, ve lo que nadie ve (saca ese cochecito de tu hijo de debajo del mueble del salón, anda), huele lo que nadie huele (pero ¿qué hace este limón tan verde en la nevera?) y analiza lo que nadie analiza: al salón le hace falta una mano de pintura. Y es como en el tema de los olores, se vuelven muy sensibles, ¿cómo hemos podido tener todo este tiempo de este color las sillas?. Sí, las parturientas preparan su cuerpo, nuestra casa y nuestras vidas para la llegada de un bebé, y lo hacen a conciencia, como un ciclón. Y es una tarea agotadora. Hay que pintar, tapizar, comprar, lijar, pulir, alisar, y todo es para ya, por su puesto, porque uno no sabe cuando va a venir. Tanto vamos a prepararnos que como padre me da la impresión de que en lugar de un hijo vamos a tener un invitado de lujo. Y tienen razón, es verdad, es cuestión de limpieza, de espacio, de comodidad...sí, todo eso también, pero es una especie de virus hiperactivo que obliga a las embarazadas a organizarlo todo como si fueran las jefas de una inmensa cocina y nosotros sus sonrientes pinches. Así que con el primer hijo tocaron pasillos y habitación pequeña, y con el segundo, salón y habitación grande. Ah, y un empujón a la terraza en ambos casos, que es campo neutral, y más, camino del verano. Así que así son ahora mis fines de semana, " el tapicero, señora, se tapizan sillas, se pintan salones, se cuelgan estores, se montan muebles...". En fin, todo sea por un hijo y por una madre que, también, se lo merece todo.

4 comentarios:

ralero dijo...

Pues felicidades a la futura madre, al hermano y al operario de bricomanía, jajajajaja.

Bueno, creo que, evidentemente, para estos casos es preciso preparar el "espacio" y hacerlo con tiempo. Pero eso es una cosa y otra muy distinta el síndrome de IKEA. ¡Ojo con él! puede terminar siendo perjudicial para la salud.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Larrey, me alegro, te vas a convertir en un "super-papá" y me alegro por Rubén también, que tendrá la oportunidad de aprender lo fundamental de la convivencia en su propio hogar al compartir con su hermano/a y, por supuesto por la mamá, un gran abrazo para ella

Elena dijo...

¡jo! es que a una se le olvida... pero tienes razón, todo preparado para cuando llegue el peque, pero ¿sabes porqué hacemos eso? porque cuando regresamos del hospital el peque y el hermanito se llevan nuestro tiempo y a la casa no la podemos dedicar casi na'. No te olvides de avisarnos a su llegada. Un beso especial a la mamá y dila de mi parte, que los segundos salen mucho antes. Uno rapidito, ¡ya verá que sí!
Un beso. Elena

Anónimo dijo...

jajajajaj,buenísimo el post,y muy inteligente por parte del tapicero, pintor,montador de muebles,etc...jajajaja.
Enhorabuena Larrey.

CARPE-DIEM