14 de mayo de 2008

MIS AMIGOS

Anoche vinieron a visitarme unos cuantos amigos. Estaba el escritor de éxito que se había retirado a buscar en su perdida costumbre de escribir poemas un resquicio para la felicidad. También estaba el estudiante aprendiz de revolucionario que me llevó por diez caminos y un paseo, la actriz de moda adicta al sexo que fue madre y tardó décadas en saberlo, que venía de la mano del adolescente al que se le rebelaban las palabras de los cuentos camino del final triste cuando él buscaba una y otra vez ese final feliz. En una esquina se arrinconaba el hombre taciturno que camino de la madurez pierde a un ser tan querido que le cuesta encontrarle a la vida las asas para mantenerla en vilo. El abuelo y su nieto, que me contaron la gran aventura que fue conocer el mar juntos. El grupo de amigos que camino de la madurez se enfrenta al gran reto de sus vidas: hacerse mayores. También estaba el cocinero que en aquel futuro inventado luchó por recuperar la maravilla de los sabores no digitales. Y, ¿cómo no?, allí estaba el gigoló, parapetado en los hombros de su primer amor, mientras una pelirroja de mirada inquisitorial sonreía a su lado. Estaban todos, el coleccionista de piedras, el hombre del tiempo secuestrado por fallar una predicción, el emigrante que vivió dos vidas, la de exiliado del hambre y la que quedó y creó en su cabeza, donde nunca dejó su pequeño pueblo manchego. El joven escritor que logró colocar a modo de venganza su cartel promocional frente al despacho de su antiguo jefe. El escritor de telenovelas perseguido por sus lectores por asesinar al protagonista de su obra, el indigente que sonrío al creer cazar una estrella desde lo alto de un edificio, justo antes de que la muerte lo dejara frente al reflejo luminoso en un charco, la mujer que miraba el cuadro de su salón, en el que se sentía tan presa, y encontró, después de décadas, una puerta muy escondida por la que fue capaz de escaparse, el hombre que perdió en un accidente a su mujer y guarda la chaqueta del desconocido que la acunó en sus últimos suspiros, el amputado que consigue por fin un trasplante para su mano y al descubrir que es la de un asesino decide cortar por lo sano, los futbolistas homosexuales del penalti en el último segundo, la mujer que buscaban y probaba hasta que encontró el pene perfecto que regalarle a su marido…y por su puesto estaba el vigilante…estaban todos. Después, me desperté y me sentí algo turbado, como si una vieja sensación se apoderara de mis dedos y tuve, como antaño, la necesidad de sentarme a escribir.

4 comentarios:

eSadElBlOg dijo...

no me extraña, con tantos principios soñados necesitas encontrar desarrollos y finales urgentemente!

Anónimo dijo...

Jo, Larrey... me aturdes... son muchos visitantes de golpe todos interesantísimos.... no los recibas a la vez que cada cual quiere su propio tiempo... pero si todos te rondan todos querrán un espacio.... Uff... menuda lista de espera que tienes! lo mejor: tus ganas de escribirlos.

Besotes

Larrey dijo...

Más que una lista de espera, Milena (qué gracia me ha hecho) es una lista de viejos amigos. Ellos ya salieron de mis teclas y digamos que en el cuento vienen a mi rescate, a recordarme lo que una vez hice con ellos. Es una forma de meterme presión a mí mismo y decirme, carajo, vuelve a escribir una novela. Pero creo que no ha sido suficiente.

Jose Luis dijo...

Vaya, y yo he reconocido a unos cuantos también. Jeje. Saludos y esperamos, al menos yo, con ansia.