8 de mayo de 2008

PEPELANDIA

Acebes renuncia a la Secretaría General del PP. Zaplana lo hizo hace unos días. Este último, bastante más listo y cara, cambió el acta de diputado por un millón de euros al año trabajando para Telefónica, aquella empresa de todos que privatizó su gran jefe para entregársela a sus amigos.
Se supone que Rajoy ha iniciado la limpia, aunque más parece que ha comenzado la estampida.
Esperanza se ha desmelenado en busca del poder y en su afán ha sido herida, posiblemente de muerte. Ha rectificado y reculado cuando ha visto que no tiene apoyos a nivel nacional. El ansia de poder le ha hecho ser demasiado codiciosa. Pero ojo, Esperanza siempre vuelve.
El más listo ha sido Camps. Calladito, apoyando a Rajoy pero acercándose a Esperanza se perfila como el verdadero sucesor de Rajoy de cara a 2012. Solo la batalla con los zaplanistas podría dañarle.
Sobre Gallardón no hay más que incógnitas. Podría ser todo o nada, y cualquiera de las dos opciones es igual de factible.
Es tiempo de crisis en el Partido Popular, las espadas se han desenvainado y la batalla por el poder se ha iniciado.
La opción que planteó Esperanza de crear un nuevo partido sería más real para lo que hoy día defiende ese partido, porque está claro que en sus filas hay un sector democristiano como el de toda la vida y otro sector de liberales, muchos de ellos formados en las nuevas ideas neoconservadoras.
Pero de todos los posibles líderes, y aunque aún no lo sepa, o sí (como él mismo diría), el primero que debería marcharse si es que realmente quiere que su partido pueda ganar en cuatro años, es el propio Rajoy. Apostó a caballo perdedor manteniendo a la cúpula impuesta por Aznar y ahora pretende renovar el partido sin entender que él es el primero que debe dar ejemplo.
El congreso cerrará alguna puerta pero las espadas van a seguir en todo lo alto, a no ser que de aquí a junio pase algo. Y no me extrañaría nada.

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