28 de mayo de 2008

Tocaba Julio Medem. Sé que lo he retrasado por el rencor que le guardo por su última película. Pero era el momento. ¿Qué película elegir?, ¿qué escena?. Me he decantado por Los amantes del círculo Polar, porque creo que es la cima de este autor, cima en la que se mantuvo con su excelsa Lucía y el sexo. La escena me era indiferente, porque muchas muestran la filosofía del director y de la película. Pero aquí esta esta. Nawja, desconcertantemente bella, está en Laponía. Sale de una pequeña casa frente a un lago con una silla blanca y un bocadillo. Se sienta para ver el atardecer. La música acompaña su belleza mientras se la disputa al sol y come un bocadillo tan español de pan de chapata. Se escucha un Reno (¿?) y sobre él Otto, el piloto, colgado de un árbol tras saltar en paracaidas. Entonces suena la inconfundible y sensual voz de Nawja...
-Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande, y eso que las he tenido de muchas clases. Sí, podría contar mi vida uniendo casualidades.
-(Otto) Es bueno que las vidas tengan varios círculos, pero mi vida, la mía, solo ha dado la vuelta una vez y no del todo, falta lo más importante. He escrito tantas veces su nombre, y aquí, ahora mismo no puedo hacer nada. Estoy solo...
Suena un coche, a lo lejos, Nawja corre en su busca, y la silla queda, como metáfora de la soledad y la espera...

1 comentario:

Pedro dijo...

Tenía un recuerdo muy especial de ésta película. La volví a ver el puente de San Isidro para olvidar Caotica Ana. Ni debí hacerlo.