22 de mayo de 2008

ATESORAR

Tenemos cierto afán por atesorar cosas. Basta con pasearse por cualquier trastero o por los desvanes de los pueblos. O dar algo inútil y gratis en la plaza de un pueblo o ciudad. Harán enormes colas y luego verán si les es útil, total, como es gratis. De pequeño una de mis pasiones, con la edad me he dado cuenta de que era un diminuto adicto a todo, eran los cromos de fútbol. Mi abuela me decía que si empleaba las energías y el cerebro para los estudios como para recordar nombres, equipos, estadios, entrenadores, llegaría a ministro. Lástima, abuela, sigo sin cartera, y lo peor de todo, ya no sé quien juega en La Condomina. El objetivo fundamental era acabar la colección, y a ello le dedicabas los primeros esfuerzos, pero después los cromos no eran más que momenda de cambio y el patio del colegio y las plazas de barrio verdaderos casinos. Nos jugábamos cromos, con lo que cada uno de nosotros teníamos una banca y como un auténtico Gilito contaba mis pertenencias cada día. Hacía montones de cien y los colocaba sobre la mesa. Miles de cromos llegué a atesorar. No servían para nada una vez terminada la colección, salvo para jugar y sentirte rico y poderoso en tu inocencia. Ahora me gusta pensar que eso lo hacía más bien por mi afán coleccionista, digamos que es más políticamente correcto. Y es que tengo esa adicción como otros pueden tener el billar o las plantas del jardín. Lo colecciono todo y si no lo hago es por falta de espacio y hasta de tiempo. Por ejemplo, os podría decir que que fui a ver la película Mucho más que amigos el sábado 6 de septiembre de 1997, y que lo hice con mi pareja y nuestra buena amiga Dori. ¿Por qué lo sé?, muy sencillo, porque desde 1995 y hasta que nació mi hijo y mi idilio con el cine se rompió por completo, coleccionaba las entradas, y lo hacía anotando si me había gustado, con quien había ido, etc, etc. y todo lo archivaba en cuadernos anuales. Coleccionaba titulares de noticias extrañas. Tengo más cds de música de la que voy a ser capaz de escuchar (debo rondar los 500). Guardo los Fotogramas de los últimos 10 años (120 revistas). Llevo 20 años guardando el periódico deportivo de la última jornada de liga. Tengo en torno a las 6.000 fotografías analógicas y voy camino de las 10.000 digitales. Colecciono coches de juguete en los que yo haya montado (debe rondar la treintena ya). Guardo todos los dibujos que va haciendo mi hijo. Guardo el último botellín de mahou que tomé en el bar de nuestro añorado Jorge. Guardo la entrada de la primera vez que fui a un concierto de Sabina. Guardo, incluso, alguna que otra camisa del siglo XX, aunque esto es más desidia que coleccionismo. ¿Sigo?. Creo que mi vida está guardada a retrazos, en los cajones, en los armarios, en las estanterías. En el fondo con los recuerdos hago lo mismo que con los cromos, cuando la nostalgia me invade los pongo sobre la mesa, hago montoncitos y espero para descubrir cuan rico o cuan pobre soy.

2 comentarios:

ralero dijo...

Pues creo que en La Condomina este año casi siempre sólo ha jugado el equipo visitante.

Alguien me ha dicho no hace mucho que nuestro afán por "atesorar" cosas "inútiles" no nos permite abrir un hueco para nuevos tesoros que igual están esperando para entrar en nuestros trasteros o nuestros corazones. Eso sí, si te decides a hacer limpieza, nunca, nunca, te deshagas del botellín de Mahou.

Un abrazo.

Pedro dijo...

Cuendo te cambies de casa serás tan capullo de llevarte lo cromos y el fotogramas y dejar el frigorífico.