19 de marzo de 2008

MAMI, MÁTALA

Una menor, lo leimos esta semana, pide protección tras ser brutalmente apaleada por una compañera de clase y su madre. La noticia es desoladora. Y los detalles irrelevantes. La presencia de la madre en el conflicto entre dos adolescentes, presencia para agredir, es una prueba más del papel que algunos padres están asumiendo en la educación de sus hijos. Los valores que esa madre ha trasmitido a su hija en esta escena ¿cuales son?, ¿qué la violencia es un vehículo para imponer tus criterios?, ¿qué no pasa nada si peleas con un compañero o compañera que si las cosas van mal ya vendrá uno de tus padres a ponerla firme?. He visto muchas peleas de patio de colegio. Todos nos hemos arremolinado en torno a una gritando ¡ pelea, pelea !. Hay algo de morboso e instintivo en ver a dos personas dirimir sus fuerzas a puñetazo limpio. Evidentemente si esto me ocurriera hoy llamaría a la policía e intentaría alejarme lo más posible. Pero cuando eres un adolescente estas cosas te atraen, no lo voy a negar. Nunca he estado en el centro del círculo, no al menos en una batalla seria, porque ya lo he dicho, prefiero que digan aquí corrió un cobarde que aquí murió un valiente. Pero como espectador he visto muchas. Y había reglas, aunque parezca mentira, porque la masa solía ejercer de juez de la imparcialidad y si ocurría algo que pusiera en peligro realmente la seguridad de los contendientes se hubiera actuado. Después, las cosas se olvidaban, dos semanas después los dos que se estaban peleando a lo mejor celebraban un gol a abrazo limpio. No voy a decir que es necesario, pero estos conflictos, aprender a resolverlos (aunque sea pasando por el error previo de la fuerza) forman parte de nuestra formación como personas. Después llegabas a casa y lo lógico es que tu madre o tu padre te regañaran por haberte peleado y tus razones no le bastaran. Lo que nunca vi fue que al día siguiente un padre acudiera a vengar los mamporros de su hijo. Estaba asumido, a partir de cierta edad, en la que ya abandonas el arenero y te conviertes en un niño semi autónomo en tu barrio y en tu colegio, no servía de nada gritar mamá, mamá...bueno, sí, para que las risas del "respetable" aumentaran.
El caso de esta niña, que acude con su madre para saldar una deuda de patio de colegio, me parece un ejemplo de lo peligroso que pueden ser este tipo de actitudes. ¿Qué van a hacer ahora los padres de la agredida?, ¿acudir a casa de los padres agresores y liarse a mamporros?. Porque como padre estoy seguro de que están tentados. Y si no lo hace probablemente será por no educar a su hija en los peligrosos valores de la violencia. Los padres debemos estar para educar en valores como el respeto, por mucho que nos cueste ententer que a nuestro hijo puedan agredirlo en el colegio nuestra respuesta nunca debe de ser la violencia, o estaremos logrando el efecto contrario al que buscamos, que no es otro que proteger y educar a nuestro hijo.

2 comentarios:

Filoabpuerto dijo...

Larrey:
Es una de las cosas que peor llevo de mi trabajo. Cuando hay una pelea no puedo quedarme a un lado y procuro separar a los chicos o, casi debería decir chicas, porque últimamente son más frecuentes las de chicas, lamentablemente.
Lo único que da resultado, según mi experiencia, es separarlos y alejarlos uno de otro, dejar que el cerebro vuelva a tomar las riendas cuando pase un rato y la ceguera pasional comience a disiparse.

No hay situación que me violente más que observar la violencia. Si intervengo, ni siquiera es porque considere que sea una actitud educativa o docente adecuada, es, porque me violenta sobremanera la violencia.

Enfín, la educación es una tarea de la "tribu" completa y en los tiempos que corren más aún...

Abrazos

Merce

Elena dijo...

A mi nivel actual (4/6 años) intercedo para que paren y escuchen que así no se soluciona nada, que han de hablar y decirse si algo no le ha gustado del otro....Supongo que a edades mayores la historia cambia, pero sí creo que diría lo mismo si mi hija estuviera en una trifulca, no iría a pegar, iría a separar y a hacerlas entrar en razón.... quedarme en casa, no lo sé, soy muy impulsiva, que no significa que sea lo mejor, lo sé.