5 de marzo de 2008

CONTEXTOS


Había una vez una frase que nació sin contexto. Iba de un lado a otro, bien construida, con sus mejores galas, con el predicado elegante, un sujeto con personalidad, unos adjetivos bien llevados y en cambio, nadie lograba entenderla. Es más, la mayoría mal interpretaba sus intenciones y la discriminaban y arrinconaban...
Este pequeño juego me sirve para introducir una idea, lo importante que son los contextos en las frases. Me da por pensar que realmente las frases carecen de significado autónomo. Son como parásitos que necesitan de un contexto para manifestarse. ¡ Qué grande la tienes !. Por ejemplo, no es lo mismo que lo diga una mujer viendo a un hombre con los pantalones por los tobillos, que una pareja frente al espejo, a última hora de la noche mientras uno de ellos se las ve y se las desea con una incomprensible espinilla adolescente. Y los contextos son, entre otras cosas, lo que Flora Davis nos explicaba en su interesante libro, la comunicación no verbal. Una frase viene acompañada de gestos, de movientos de las manos, los ojos, los labios. Sin ese contexto muchas veces es fácil malinterpretar una frase. Por mi trabajo uso mucho el correo electrónico. Entre otras cosas porque la memoria es muy selectivamente traicionera, y una conversación de teléfono puede cambiar radicalmente pasadas unas semanas. En cambio, la evidencia escrita del email ayuda a los desmemoriados. Pero claro, no hay entonación de voz, ni hay gestos, que apoyen tus ideas. Y es peligroso, hay que hilar muy fino para que no se lleguen a conclusiones confusas con tus palabras. La ironía se complica sin ese contexto, y hay que recurrir a tópicos como el jejejej o algún emoticon actual del tipo ;D. En un email no puedes decirle a un compañero de trabajo ¿qué dices?, ¿estás tonto?, en cambio tomando un café y entre risas esa frase no resultaría tan ofensiva. Lo contextos de los que hablo suavizan o radicalizan una idea expresada en una frase. Pueden incluso cambiarla por completo de significado. Pero que hijo de puta eres, con una sonrisa y después de que un amigo te enseñe la broma que ha preparado para otro, no significa, pese a que las letras y la colocación es exactamente la misma, que si lo decimos a un pirulero que nos acaba de echar de la carretera. La sonrisa y el contexto cambian por completo el significado de la frase. Claro, que al pirulero también le podrías sonreír, sería una sonrisa irónica que acompaña al recuerdo de la profesión de su madre.
En fin, que ojito con los contextos y las frases, que uno no sabe donde va a meter la pata.

3 comentarios:

ralero dijo...

Así es, así es... y además está la susceptibilidad de cada cual, el grado de encabronamiento en cada instante y un sin fin de condicionantes que pueden hacer que hasta la frase dicha con la mejor de las intenciones pueda acabar interpretándose como una ofensa.

Abrazos.

Leuma dijo...

Las frases sin contexto están huérfanas, ¿Y qué me dices de un contexto sin frases? uff, silencio con emoticones. Parece que la combianción es lo ideal, :), un beso

Caminante dijo...

Si no quisiéramos ofender a nadie en manera alguna no escribiríamos nada. Dichosa susceptibilidad que a veces nos ataca a nosotros mismos, y es que.. no somos perfectos.
Besos. PAQUITA