14 de marzo de 2008

LA MULTA

Ayer llegué a casa (barrio de Carabanchel) a eso de las siete y media. Desde que el Alcalde, en su "infinita sabiduria" decidiera ampliar el SER al emblemático barrio sureño, al estar mi calle lindante con el límite de dicho sistema de regulación de aparcamiento, se convirtió el entorno de mi calle en el aparcamiento oficial de todo aquel que trabaja por la zona o va a realizar alguna gestión a la cercana junta municipal. Por eso aparcar a según que horas es extremadamente laborioso. Por la hora, por ir cargado y por ir con mi hijo, a la quinta vuelta a la manzana decidí dejar el coche donde se deja algunas veces cuando te vence la paciencia (otros lo suben a las aceras, bordillos, pasos de cebra). Es un lugar donde en una especie de chaflán se amplía la acera en una curva de tal forma que si aparcas por así decirlo, lo haces en el carril. No genera problema de circulación pues la calle es amplia y no se trata de una doble fila. Hay siempre coches aparcados ahí. Sabía que tenía que salir de nuevo, en cuanto llegara mi pareja (unas dos horas) y lo movería, soy algo pijo en esto del aparcamiento. Pero la cena y el baño de mi hijo es prioritario sobre la comodidad de otros conductores a los que les pudiera molestar (que no es el caso) mi coche. En fin, cuando salí, ya digo, a las dos horas, allí estaba el odioso papelito. Un señor agente (lo de señor iba a ponerlo entrecomillado...) decidió que aquello infringía las normas gravemente y que merecía ser multado. Así me lo hizo saber, ya digo, con un papelito fino como los de fumar que como una amenaza me advierte me llegará otro a casa certificando que mi delito cuesta 90 euros. Ya es mala suerte aparcar una vez mal, por dos horas, y hacerlo después de las elecciones. Porque me juego una docena de rondas de cerveza y bacalao frito a que hace una semana ese policía no tiene cojones a ponerme esa misma multa en ese mismo sitio, no fuera que a su jefe le costara un voto.
Cuando volví por la noche, pasado el cabreo, había en el entorno de la manzana de mi casa diez coches aparcados del mismo modo, otros diez o doce sobre las aceras, todos los pasos de cebra ocupados por neumáticos, en fin, me dije, el alcalde va a poder cambiar la decoración de su megadespacho como el celoso agente vuelva sobre sus pasos.
Pagaré la multa, porque es lo que suelo hacer (salvo otra que tengo pendiente sobre un supuesto sobrepaso de un semáforo en rojo a doce por hora), bueno, lo que hice con única multa que me pusieron por apacar en la zona SER a las dos menos ocho minutos (terminaba el plazo de pago a las dos). No puedo más que maldecir mi suerte, siempre me toca la china ¿o es que ahora la policía va a dedicarse a multar a los coches en mi barrio por mal aparcar?. Porque claro, de eso habría mucho que hablar, yo pago un impuesto de circulación que por lo que veo no me da derecho a nada, hay calles en las que no puedo aparcar, otras en las que no puedo entrar por no vivir, y en mi barrio donde no hay un solo parking público, me pueden multar si tengo la desgracia de no aparcar con el rigor debido. ¿Alguna solución, alcalde?, ¿qué quiere que haga con mi coche si no hay un aparcamiento cuando voy con mi hijo?,¿ dejarlo a diez kilómetros de casa y acercarnos en taxi?. Busque una solución, ponga de su parte y no exija tanto al ciudadano. O váyase al congreso, mire, que ganitas tenía.
Por último, tengo intención de hacer un experimento: llamaré a la policía un día explicando que hay un coche mal aparcado donde me multaron a mí, vamos a ver que respuesta me dan y si se persona una pareja para multar al infractor.

1 comentario:

ralero dijo...

¡Joder! vaya con tu forma de apostar, jugando sobre seguro. ¡Eso es ventajismo, hombre! je, je.

¡Ah! otra cosa. Ejerzo de Paquita: Querras decir: cuando te vence la impaciencia ¿no?

Abrazos.