EL DEBATE (II)

He de reconocer que no le presté la misma atención que al primero. El ordenador andaba renqueante, así que tenía sus voces de fondo pero en la vista las teclas y los rincones de la machine. Lo poco que ví (además de escuchar) me pareció más de lo mismo, pero sobre todo vi muy nervioso a Rajoy. Sigo pesando dos cosas fundamentales sobre este (eterno) candidato: le viene grande el asunto y se deja asesorar mal. En lugar de encontrar votos nuevos reafirma una y otra vez los que ya tiene. En el primero no me aventuré a dar un ganador, entre otras cosas porque no entiendo como se puede afirmar con tanta rodundidad que uno ha ganado un debate. En cambio en este le doy la victoria, aplastante y abrumadora, a ZP. Lo digo como lo siento. Y lo hago entre otras cosas, pero me bastaría, por una sola frase de Rajoy: usted llegó a la presidencia por un atentado y por la guerra de Irak. Me parece una demagogia, un victimismos pseudoconspirativo tan malo y rastrero, que supone una falta de respeto hacia los millones de votantes que permitimos la llegada de Zapatero a la Moncloa. Nos ninguneó y nos despreció, nos ridiculizó y nos llamo tontos en tan solo media docena de palabras. ¿Así es como piensa que vamos a votarle?. A la derecha le sienta muy mal la oposición. Ha pasado siempre. La crispación se multiplica, el país está siempre al borde de la quiebra, de la destrucción. Por suerte ahora suelen ser armas más o menos democráticas las que se usan para escenificar estas pataletas del es mío, es mío, porque no hay que viajar muy lejos en la memoria para recordar como usaban las armas para retomar el poder. Por esa razón siempre tienen que buscar un culpable cuando las cosas les van mal dadas. No puede ser que el ciudadano le de la espalda, siempre tiene que haber una razón, una manipulación que lleve al tonto votante a no darse cuenta de lo que es evidente, que ellos son la razón, el faro, la solución. Rajoy, y sus asesores, en su empeño por desprestigiar al presidente, acabaron lanzando piedras sobre su propio tejado en temas como la educación, no solo lo hicieron por el argumento que utilizó Zapatero (los niños de quince años de ahora estudiaron ocho bajo mandato de la derecha), sino que desde hace tiempo las competencias en materia de educación son responsabilidad de las distintas comunidades, así que si en Andalucía ellos pueden decir que los niños son analfabetos por culpa de Chaves no creo que pueda culpar al gobierno central del absentismo escolar en Valladolid o Madrid. Se enfangó con el catalán, mostrando un anecdótico caso fácilmente refutable de la aplicación de una ley vigente hace lustros, cuando los que opinan como él ya le votan. No hizo más que tirar por la borda las pocas posibilidades de convencer a los indecisos. Los indecisos están en el centro, o en la izquierda descontenta, no en la derecha radical, que con el visceral odio que tiene a ZP jamás se plantearía no votar a Rajoy. El candidato volvió al tema de la inmigración pero lo hizo con más dureza y mostrándose verdaderamente como es, despreciando al extranjero sin medias tintas, porque son peligrosos. Me gustaría saber de qué nacionalidad es la persona que limpia su casa y si la tiene dada de alta en la seguridad social. Después el ordenador ganó la batalla y le fui perdiendo interés al debate. Me quedé esperando la despedida y ambos fueron fieles a su estilo. Zapatero repitió coletilla (algo peor expresada, más nervioso) y abrió la mano a cierta autocrítica (mejoraré lo que se ha hecho mal) aunque con una primera persona demasiado egocéntrica (¿no es jefe de un gobierno?¿o es que gobierna solo?). Y Rajoy volvió a su niña, pero de manera tan breve y confusa que pareciera que se lo colaran los colaboradores sin él estar muy convencido.Como el primero debate, no me gustó en general, me aburrió (salvo que el ordenador suplica las carencias de diversión con sus idas y venidas) pero sobre todo no me gustó Rajoy. Lo siento, no sé si esto ofenderá o no, pero creo que su poca altura política ha dado una reelección hecha a Zapatero. El tiempo me dará o me quitará la razón. Ahora lo que más me preocupa es que no haya mayoría absoluta, porque creo que no son buenas para un país tan diverso como el nuestro.