30 de diciembre de 2007

VAYA SEMANITA


Empezamos mi resumen semanal de portadas con la Lotería. Tiene algo de fraterno y de curioso. Porque a estas alturas, donde las hipotecas rondan cifras de contratos futbolísticos, el gordo de la navidad no le cambia la vida a nadie, como mucho tapa y tapa y te hace cruzar el charco, por ejemplo. En cambio es la lotería que más gusta, por la fecha en la que tiene lugar, donde parece que los corazones están más abiertos a las alegrías, y porque al compartir parece que la alegría se expande, en pequeñas dosis. Pero, por contra, hay una pequeña noticias que me agua el inicio: la cesta de la compra se ha disparado en un 41% en los últimos años. Pues la verdad es que no me había dado cuenta, es más, creo que sigue igual (que me corrija Solbes) antes compraba por 10 mis pesetas y ahora por 100 euros. Nada a cambiado ¿no?. El lunes Hamas nos dice que jamás habrá tregua y a uno le da por pensar que ya podía llamarse Porfin. Ah, y también, (igualmente por fin) el ave llega a Málaga, ya va quedando menos ¿no?. Afganistan sufre, según las notas del miércoles, el año más violento. Pero ¿no era en Pakistan?, ¿o era Iraq?, ya es que confundo de países. Bueno, y el Rey a lo suyo, en su discurso navideño, que siempre es lo mismo y parece que ni nos cansamos ni exigimos cumplimiento. La portada del jueves nos trae la magullada cara de Jose Luis Moreno en su no menos grotestas y rocambolesca historia del robo, que no digo yo que no sea víctima, pero hay víctimas y víctimas, y los ladrones siempre son ladrones, y el que recibe el que recibe, pero es que hay que ser...en fin, rico para preferir...bueno, que se recupere. Y el viernes, al más puro estilo G.García Marquez, la crónica de la muerte anunciada de Bhutto en Paquistán tuvo su escena final. Y mira que no lo temíamos, pues nada se pudo hacer. Y por último quisiera cerrar este navideño resumen con las declaraciones medidas pero sinceras de ZP, admitiendo (y aceptando el valor político y las consecencias- positivas y negativas- los errores más evidentes de su mandato. Repito, es más que estudiado el gesto, pero se agradece la estudiada acción de humildad.

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