Le encantaba sentirse una persona tan social, tan querida, tan popular. Miraba su móvil, con decenas de pantallas de contactos. Hasta que un día los necesitó de verdad, y entonces le bastó con una pantalla.
14 de diciembre de 2007
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1 comentario:
Desgraciadamente, cuando llegan los malos momentos, los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, y puede que hasta sobre alguno. Desgraciadamente para el afectado, pero también para aquellos que en cuando todo iba bien se presumían sus amigos.
Un abrazo.
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