19 de diciembre de 2007

COSTUMBRES HEREDADAS

Pensando en las protagonistas del micro de hoy, la pobre esposa insegura de los terroncitos de azucar y la compañera de trabajo, he recordado algunas cosas que hago por imitación en el hogar y que no dejan de ser curiosas. La más significativa son los limones. Las neveras tienen algunos espacios estandar que se repiten a independencia del modelo. Dos entran en juego en mi rutina, el cajón o cajones para la fruta y verdura y las hueveras. Pues bien, los limones descansan en los primeros hasta que son utilizados. Como no siempre los gasto enteros, las mitades pendientes ¿dónde van a parar?, ¡ a la huevera !, como un huevo más. ¿Por qué?, pues no lo sé. Reflexioné sobre ello cuando fui a casa de mis hermanas y vi que ellas también lo hacía, entonces me fijé y me di cuenta de que era nuestra madre quien nos había educado. Si ella dejara las mitades de limón en el botellero, allí las dejaríamos más que probablemente sus hijos.
No deja de ser, como padre, una responsabilidad. La educación es una acción también indirecta. La imitación nos convierte en educadores las 24 horas del día. Así, por ejemplo, no solo hay que explicar las cosas que hay que hacer bien, sino hacerlas nosotros mismos y hacerlas de forma visible. Cepillarte los dientes para que te vea, barrer, cocinar, planchar...¿no serán los limones en la huevera la clave para acabar con el machismo en el hogar?. Al final, si ves que tu padre también los coloca ahí, tu lo harás de igual modo, no solo por tu madre, sino por tu padre. Así que, padres del mundo, aunque cueste, un esfuerzo por la equiparación de tareas en el hogar, al menos hasta que nuestros hijos hayan crecido en un ambiente de igualdad. Total, como diría una campaña estatal, por cuatro camisas por planchar....

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