11 de diciembre de 2007

EN CASA DEL HERRERO...

Unos quince mi empleados están llamados hoy a la huelga. Son gente que trabaja con mujeres maltratadas, indegentes o inmigrantes, en la región de Madrid. Desde septiembre hay un nuevo convenio (el primero) que regula el trabajo de estos profesionales. Es un convenio que busca mejorar la situación de personas a las que, según los sindicatos, no puede considerarse ni tan siquiera mileuristas y que tienen la precariedad laboral como parte de su día a día desde hace años. Pues hay asociaciones como Cáritas, Intermón o ACCEM que se niegan a aplicar el convenio. ¿Cómo voy a tener fe en asociaciones humanitarias si ellas carecen del adejtivo que debería caracterizarlas: la humanidad?. ¿Cómo voy a darles parte de mi salario si sé que ellos están robándole parte del suyo (negándoles lo que es legítimo) a sus propios trabajadores?. ¿Como son asociaciones sin ánimo de lucro (ja, me parto) han de darles migajas a sus trabajadores?. Hay que practicar con el ejemplo, sobre todo las asociaciones cristianas, que lo dice su religión. Es una vergüenza que no hace más que reafirmarme en mis ideales: no creo en el asociacionismo imperante. Cada nuevo escándalo, cada nueva noticia, relaja más mi conciencia. No, no contéis conmigo, no para maltratar de puertas para dentro y fingir arreglar el mundo (mucho habría que discutir sobre esto) de puertas para fuera. Siempre he pensado que el trabajo han de hacerlo los profesionales y que por ello deben recibir el salario justo que todo trabajador merece. Esa, también es una labor humanitaria. El voluntariado no debe, jamás, ocupar parcelas profesionales. Y mucho menos debe servir para cubrir parcelas que las empresas no quieren o no pueden cubrir. ¿Sabéis que tengo un amigo que hizo la objeción de conciencia en UGT?. Allí le pedían que no contara a nadie el tipo de trabajo que hacía, porque estaba ocupando el lugar de un profesional que debería haber cobrado por ello. UGT, un sindicato, humillando a un trabajador, ni subcontratando, ni si quiera pagando el salario mínimo, ¿con que cara me presento yo a mi jefe y le digo que no voy a ir a trabajar por una huelga convocada por gente que trata así su entorno de empleo?, ¿con que cara van a decirme a mí que este u otro gobierno nos está humillando con sus políticas sociales?. No me gusta la política de derechas, pero es la que es, no me engaña, lo que más me fastidia es que en mi "familia" me maltraten, eso es lo que realmente me duele (dolía) y lo que me hace (hizo) perder la fe. Fe que, por otro lado, perdí hace tanto que no recuerdo si la llegue a tener alguna vez o es un juego de espejos de mi memoria.

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