18 de diciembre de 2007

DICTADORES


Con la visita del ínclito Gaddafi a nuestras tierras me ha dado por pensar en los dictadores. Y claro, para hablar de ello requeriría, para desgracia de la humanidad, de una cantidad de espacio y de tiempo que no tenemos, así que me limitaré a elegir a dos. A Muammar y a Fidel Castro.
Me gustaría vivir en una tierra donde sus gobernantes fueran valientes. Donde no hubiera medias tintas, donde las personas fueran siempre lo primero, ya se llamaran Ramón Martínez o Li Jon, o Hammal Adbelrasan. Me gustaría vivir en una tierra donde con toda la educación del mundo se le negara la diplomacia a dictadores o a gobernantes de países donde el estado legalmente asesina a sus criminales (aceptemos al menos que lo son). Me gustaría que Gaddafi hubiera querido venir de visita oficial a España y el gobierno se lo hubiera denegado. Me gustaría que cuando el presidente de China lo intentara, también le ocurriera lo mismo. O al de Estados Unidos, porque mi gobierno, el de mi cabeza, el que yo sueño, no acepta visitas de dictadores o asesinos encubiertos. Sin medias tintas, sin ambigüedades, sin malas palabras, con un cartel que el mundo entero puediera leer "no se aceptan visitas de dictadores ni de presidentes de naciones con pena de muerte". Me gustaría, pero ya sabéis que soy muy ingenuo, que aunque no creo que los reyes magos sigo creyendo en un mundo mejor, sin dictadores ni patíbulos, pero me da que es más fácil que me visiten los del camello que lo segundo.
Y el otro elegido para esta pequeña reflexión ha sido nuestro querido líder cubano. No voy a reflexionar sobre la situación de Cuba, sobre lo que pierde un revolucionario que no muere, que de héroe pasa a ser un dictador más. No, me voy a quedar con sus palabras, porque Fidel ha dicho que no tiene intención de aferrarse al poder, que quiere dejar el paso a las personas que vienen detrás. Y uno piensa, que bien, sangre joven ¿su hermano que ronda ya los setenta?. ¿No se va a aferrar al poder?, ¿está medio muerto, sigue gobernando y dice que no se va a aferrar al poder?. Yo es que en estas cosas me pierdo, o soy tonto, que las dos ideas son bien factibles.

En fin, que dictador arriba, dictador abajo, es navidad y el mundo sigue siendo el mismo, y mientras yo escribo esto en algún lugar un reo acaba de ser ajusticiado.

No hay comentarios: