25 de diciembre de 2007

EL REY DE TODOS LOS TELEVIDENTES

Cuando hablan de las virtudes para aunar esfuerzos y romper fronteras regionales de nuestro insigne monarca, siempre me lo tomo a la republicana ligera. Sin darme cuenta de que, por estas fechas, tengo una plausible evidencia contra la que lucho tarde del veinticuatro tras tarde del veinticuatro y ya ni recuerdo los años de esperanza que he invertido en este cruel juego. Llega la nochebuena, y como el turrón o los villancicos, aparece el rey del orgullo y la satisfacción para regalarnos unos gloriosos minutos de paz y amor fraterno real. Empiezo por La Primera, cambio a la Dos, después Telemadrid, Antena 3, Telecinco, Cuatro y la Sexta, incluso algunas locales, y suerte que no tengo TDT y la cosa acaba en un número inferior a la decena. Ni una sola tiene el valor, la gallardía o las ganas de no ofrecerlo. La competencia no importa, da igual que haya un potencial público que estaríamos encantados de lanzarnos a cualquier otra cosa con mostrar nuestro entusiasmo por no tragarnos la charla del monarca. Sé que con no verlo basta, que es lo que hacemos, pero creo que no sería el único que por un demostrativo share se tragaría otra cosa en otro canal. Pero nada, año tras año me rindo ante la evidencia, lo que no logra el fútbol, el baloncesto, los atentados o la prensa del corazón, lo consigue Juancar en navidad, todas las cadenas, sin guerras, sin trampas, sin contraprogración, ponen su real rostro frente a su cuota de pantalla y dejan que nos felicite la navidad con el 98% de mismas palabras (incluso orden) año tras año.
Eso sí que es mérito, lograr que cadenas privadas y públicas, olvidando sus rencillas, sus carreras, desestimen la guerra de cifras y nadie abra la puerta a una alternativa. Bravo, Rey, bravo, nadie lo ha dicho hasta ahora, pero ese mérito es todo tuyo, al Rey lo que es del rey y el off del mando y una charla para los demás.

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