26 de febrero de 2007

POLICÍAS Y COLEGIOS




La noticia de la propuesta de Simancas de un policía en cada colegio me ha hecho reflexionar. No voy a valorar electoralmente su idea, porque es precisamente eso, una idea electoralista, sino que da que pensar el problema al que se busca solución. Y como siempre voy a utilizar mi realidad para intentar entender las cosas. Recuerdo mi infancia, que con la edad se está convirtiendo en una de mis actividades favoritas, y encuentro pilares muy básicos en mi educación y en mi forma de entender la vida: mis padres, sobre todo mi madre, que era nuestro referente diario, los profesores, a los que respetábamos, por miedo, puede, por rutina, también, por educación, sobre todo. Mi abuela, que hacía de madre cuando ésta no estaba. Algunos miembros de la familia que por su comportamiento pasaban de tíos o tías a espejos. Entre todos dieron forma a la arcilla para lograr la escultura que soy ahora. Creo, y no es vanidad, que hicieron un buen trabajo. Y creo que en mis amigos de la infancia el resultado fue el mismo. Ahora seremos unos de un color, otros de otro, pero nuestros valores son más o menos los mismos. Tuvimos nuestras peleas, hicimos nuestras locuras, pero nunca sentimos la necesidad de tener un policía en nuestro patio. Hoy esa idea no parece tan descabellada. ¿Por qué?, ¿qué ha ocurrido?. Una vez más me aventuro a la sociología desde la ignoracia, pero da la impresión de que la sociedad no se ha preparado a conciencia para la definitiva incorporación de la mujer al mercado laboral. Ni las empresas, ni la familia (benditos abuelos) han tenido tiempo para la adaptación. No vamos a negar lo evidente, a nuestra generación nos cuidó y educó una madre. Ellas revisaban nuestros deberes, nuestra mochila, nos daban de comer, de cenar, nos enseñaban las pequeñas tareas de la casa, nos bajaban al parque o nos vigilaban desde las ventanas. Ahora, con jornadas eternas de padres y madres, esa responsabilidad queda en el limbo, en unos abuelos que ya no tienen ni fuerzas ni verdadera intención de educar, sino de cuidar y mimar, porque se lo han ganado. Queda ese vacio, que seguro no es la responsabilidad directa de la pérdida de valores, pero sí que un acelerador, seguro. Habría que plantearse medidas que permitan a los padres pasar más tiempo con sus hijos. Y pensar que estos "trabajan" desde bien pequeños. A su jornada laboral (de no pocas horas) hay que añadirle los draconianos e imcomprensibles deberes. Yo salgo de trabajar e intento no trabajar, ellos han de hacerlo en sus casas. No voy a empezar una campaña contra los deberes, no es la intención de este artículo, pero da que pensar, el tiempo post escolar debería servir para educar otros elementos, y no los del conocimiento académico. El caso es que todo esto, la falta de tiempo de unos padres ahogados con hipotecas, letras y trabajo, hace que los niños pierdan el contacto diario y nutritivo con el núcleo familiar. Y pensar que la televisión o los ordenadores son sus herramientas educativas asusta. Quizá por eso no resulte tan complicado entender que la autoridad del maestro se haya perdido por completo. O el respeto al prójimo. Como padres debemos hacer lo que podamos, y una de las cosas es intentar pasar más tiempo con nuestros hijos. Que nuestro coche es más pequeño, pues nada, lo importante es que nuestro hijo, cuando llegue a nuestra edad, recuerde los momentos vividos, y no los programas de televisón que acunaron su infancia. Es cierto que ese tiempo no siempre redunda en algo práctico, como esos padres que acuden a los colegios encolerizados porque su hijo ha recibido un castigo (siempre que éste sea lógico) haciendo creer al niño que aquí no hay más autoridad que su padre, que es el que manda, y ¿quien es ese tipejo de matemáticas para recriminarle?. Hay que hacer un examen de conciencia y pensar, como en el tema de la ecología, que nos estamos jugando el futuro de la humanidad y de nuestra sociedad. No parece un tema sencillo, ¿verdad?.

4 comentarios:

Caminante dijo...

Es un tema capital, de capital importancia el de la educación y al que no se da la importancia debida por parte de nadie, empezando por los propios padres, que, muchos de ellos, para quitarse discusiones de encima ceden hasta lo indecible con esos pequeños tiranos que son los hijos, si así los hacemos.
Fé de erratas: has puesto "prógimo" en vez de ...
Un abrazo. PAQUITA

Larrey dijo...

gracias, Paquita, sobre todo por la falta ortográfica, ¿cómo poner que me estoy sonrojando de vergüenza?. Ha sido un despiste, pero luego no le puedo echar la bronca a mi prima de 17 por ponerlas constantemente.

Pedro dijo...

"...da la impresión de que la sociedad no se ha preparado a conciencia para la definitiva incorporación de la mujer al mercado laboral."
Cuánta razón tienes y qué difícil es explicarlo sin caer en el machismo.
No te hablo de coña si te digo que ya he pensado la posibilidad de ser interino de por vida, con las tardes libres y periódos en el paro para ocuparme de la prole. Además mi novia está de acuerdo. Pero.. familia, amigos y demás circulo social ya veremeos, les mandaré este post como argumento.

Larrey dijo...

A mi me parece una idea genial que envidio. Así que ¡¡ a por ella !!, ningún trabajo te reportará las satisfacciones anímicas que te darán el cuidado de tus hijos, y ningún hijo te dará la satisfación que te produce el trabajo bien hecho, así que si puedes tener ambos en la proporción adecuada, serás el rey de tu vida.