Viendo la foto ayer en el periódico uno entiende muchas cosas. Otras, verdaderamente nunca las entenderá. En ella aparece uno de los jovenes de jarrai detenidos en la teatrada del frontón, pendiente de pirata en la oreja, puño izquierdo en alto, vuelto hacia la cámara, mientras varios ertzaina (de espaldas) lo custodian. La imagen podríamos verla subjetivamente e imaginar al centenar de compañeros coreando su nombre, respondiendo con gritos a una detención más que pactada, con cámaras incluidas. Si fuera un capítulo de House podríamos ver el interior de su cuerpo para observar como éste genera adrenalina a borbotones. Y es que, como dice Alfonso Moragón (mi suegro), la vida del bandolero es muy emocionante. Esos momentos de gloria, ese sentirse un héroe, víctima voluntaria en pos de un bien común, que es la libertad de su pueblo, no se puede conseguir levantándose a las siete de la mañana para ir a la fábrica o a la oficina. ¿Cómo ser joven y no ser tentado?. ¿Que hay que destrozar coches, intimidar, agredir o matar?, son los daños colaterales. Mientras tanto, la adrenaliza a mil por hora. Debe de ser adictivo, difícil de dejar. Y difícil de solucionar, sobre todo a corto plazo. Educación, mucha educación en el respeto y amor por el localismo no excluyente. También, como diría Guillermo Fesser, viajar un poquito, porque el nacionalismo se cura viajando.
Y reflexionando sobre la teatralización de la entrega de los prófugos, recordando las fotos de De Juana postrado en la (¡¡¡ custodiada !!!) cama del hospital, y otros muchos eventos, uno piensa ¡ que grande e inteligente es la maquinaria propagandística de ETA¡. Quizá ahí es donde los ciudadanos y la prensa deberíamos centrar nuestros esfuerzos. No hagamos rentables sus maniobras, no sirvamos de trampolín a sus ideas. Es difícil, sí, pero estamos viendo que en esta historia todo es poco y no hay nada fácil.
2 comentarios:
Estupendo artículo. PAQUITA
gracias
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