Hoy comienza el juicio del 11M. 29 acusados. 191 personas muertas. 1.824 heridas de diversas consideración. Un maremoto político del que todos, de uno y otro lado, han querido o han podido beneficiarse. Hemos escuchado desde el 11 de marzo de 2004 auténticas barbaridades. Y no me refiero a la cerrazón del gobierno de turno en torno a la autoría, sino la acusación más o menos tácita a políticos del partido socialista. Recuerdo un amigo abogado que tenía una máxima que hasta el 2004 no me creía del todo: difama que algo queda. Esa parece ser la idea. Tengo también otra amiga, que para su desgracia y la de su entorno, sintoniza todas las mañanas con religiosa puntualidad la COPE, que asegura que Rubalcaba es el autor intelectual de los atentados. He visto un video, que durante semanas ha estado colgado en la página de un ayuntamiento madrileño del PP, que entre otras supuestas atrocidades demostradas, muestran al autor, etarra, por su puesto, de uno de los atentados subir las escaleras de atocha después de accionar la bomba. No sé que me sorprende más, que un etarra esté tan cerca de la bomba que estalla que se pueda jugar la vida, con lo valientes que sabemos que son los reyes del tiro en la nunca, o que ese mismo etarra, después de hacer click y volar el tren corra por la escalera con los detonadores ¡ en la mano !, ¿pensaba reciclarlos?¿eran los del coche y los necesitaba para abrir?¿tenían valor sentimental y acostumbra a guardarlos de recuerdo?. Era tan ridículo que en lugar de dar asco, daba pena.
Ocuparía demasiado espacio en este blog incluir tantas y tantas atrocidades soltadas al aire, sobre todo a las ondas, por parte de quien todos sabemos. Por eso me quedo con una pregunta. Va a haber un juicio. Los dirigentes del PP apenas pueden agarrarse ya a la táctica de la trama del 11M y camina por otros derroteros su oposición. Habrá una resolución judicial que buena parte de la ciudadanía dará por buena. También lo harán, aun a regañadientes, los políticos, aunque alguno verá muy probablemente puesto en entre dicho su credibilidad. Pero estoy seguro de que nuestro amigo Federico seguirá bramando, alimentando la conspiración planetaria y chusquera. No solo él, sino quienes en las manifesaciones recientes lucían pancartas con el lema: "11M, queremos saber la verdad". Entre ellos mi conocida, que digan lo que digan los jueces, las investigaciones, los autos procesales, la policía, digan lo que digan, seguirá pensando lo que piensa. ¿Quien tiene que decirles que los autores de aquel brutal atentado fueron unos terroristas islamistas?. ¿Dios?. Creo que Dios, si existiera, estaría demasiado ocupado como para bajar a explicarles a unos radicales la verdad. No habrá forma, pasarán los años y seguirán pensando que hay una maléfica conspiración que puso a un "payaso" en la moncloa.
He intentando, como labor humanitaria si quieren, hacer entrar en razón a mi amiga, explicándole cuando habla de policías corruptos, de mochilas mentira, de trampas, de autores intelectuales, que quien estaba en el gobierno en aquella época y por tanto era responsable de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, eran ellos, las supuestas víctimas políticas. Ellos serían, en todo caso, quienes tendrían la capacidad de manipular, porque ellos tenían el poder. Y ni por esas, no hay forma de hacerla entrar en razón. Y Dios, repito, debe de estar demasiado ocupado o no le tiene mucho aprecio.
De todo esto lo que más me preocupa, fuera ya evidentemente del dolor causado por los verdaderos culpables, es como personas de mi entorno, trabajadores capaces, formados, inteligentes, con capacidad de crítica, padres responsables, se dejan llevar tanto por el partidismo, por el anti zapaterismo milintante, y que se agarran a ideas absurdas, maniqueas y peligrosas. Eso es lo que me preocupa, ver como personas a las que admiraba y respetaba, pierden el norte por haber perdio un escaño. Claro, que hay personas más capacitadas para sintetizar lo que pienso. Una de ellas es Enriqueta Moreno, psiquiátra de la que habló Rosa Montero en su columna del lunes: la semilla del fanatismo brota al adoptar una actitud de superioridad moral, es la militancia ideológica como un gen del mal (...) siendo muy difícil (...) desactivor por los beneficios que procura a la idealización del yo. No se puede decir mejor.
1 comentario:
Estupendo tu artículo. Los "creyentes" de la teoría conspiratoria están fidelizados al PP, son votantes fieles, quieren creer, aunque no haya pruebas, han elegido a un nuevo Dios.
PAQUITA
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