Pone el cañón sobre su sien. ¡ Esta vez no fallaré!, ¡a la mierda!, grita con todas sus fuerzas, justo antes del tremendo cañonazo. No es el sonido del disparo lo que lo devuelve a la realidad, es el aplauso del público, emocionado y entregado como nunca.
24 de febrero de 2007
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