Jamal Zougam es uno de los inculpados en el juicio del 11M. Tenía un letrado particular, Mateo Seguí, al que tuvo que renunciar porque no tenía dinero suficiente para costearse sus servicios. Llegó entonces uno de oficio, Juan Ramón Gemeño, con el que, según El País, solo estuvo un mes. Y fue entonces cuando apareció el altruista y misterioso Luis Abascal, para asumir su defensa. Con la llegada de este nuevo abogado todo cambió en el modus operandi del inculpado. Pasó de basar su estrategia en desmentir a todo aquel que lo había reconocido como inculpado, a conceder, lo primero, una entrevista a El Mundo y solicitar que se tomase declaración en el jucio a tres etarras, a los que, según siempre El Pais, la teoría conspirativa estaba intentando inculpar. Lo mejor de todo ocurrió ayer, cuando para la defensa de su cliente aportó un documento en la que, siempre según su versión, se demostraba en el sumario que el temporizador utilizado inculpaba de forma inequívoca a ETA. Para demostrarlo incluía una foto de dicho temporizador que no es el que se encontró en el piso de los islamistas.
Ya es grave que un abogado mienta para defender a su cliente, que falsifique pruebas, que intente engañar. Pero puede que eso forme parte del juego del derecho, y que para eso está la pericia de los Jueces. Lo que realmente es grave es la verdadera razón de todo este lío. ¿Quien va a pagar los honorarios de este abogado?, ¿quien está detrás de todas esta estrategia de defensa?¿quien es el responsable real de que se intente colar en el juicio más importante de la historia de España una prueba falsa?. ¿Es solo casualidad que esta prueba alimente la teoría conspirativa que llevamos soportando desde el día de las elecciones?. A mi, personalmente, como ciudadano de a pie, me huele a chamusquina. Es indecente lo que tenemos que soportar. No solo nos intentan tomar el pelo a los ciudadanos, sino que quieren hacerlo con la justicia. Aquí hay algo que funciona mal, realmente mal, y alguien tiene que hacer exámen de conciencia. Y mientras tanto mi querido Zaplana alimentando la calma y la serenidad: "las cosas no están tan claras". Eduardo, Eduardito, Dudu, haber si nos vamos dando cuenta, las armas de destrucción masiva que pusieron a Zapatero en el gobierno (y en tus pesadillas) fueron los votos, peligrosísimos, como estáis pudiendo comprobar. Sí, Eduardo, esa es la verdadera arma de destrucción masiva para vosotros, y esa no la váis a poder desactivar.
Por último he querido darme un paseo por El Mundo digital para ver que versión dan ellos de los hechos, y en una primera revisión no he encontrado una sola referencia al tema. Tampoco he encontrado datos al respecto en La Razón digital. ¿Será casualidad?, ¿despiste?.
1 comentario:
A unos cuantos nos huele a chamusquina. Deberíamos ser más, pero ... es lo que hay. Ánimo y adelante.
Buen día PAQUITA
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