5 de febrero de 2007

El accidente

Siete y media de la mañana. Circulo a una velocidad razonable por la nacional I camino al trabajo. El coche que me precede en la marcha lo hace algo más rápido y, como solemos decir en estos casos, comiéndole el culo al de delante. Que manía tienen, pienso, mientras Pablo Motos me ameniza el trayecto. Lo de todas las mañanas. De pronto, a menos de treinta metros de donde circulamos, un coche que viene de dos carriles más a la derecha comienza a dar bandazos, literalmente parecía un hoja seca cuando va cayendo de un árbol. Sin llegar a perder el contacto de las ruedas con el asfalto va de un lado a otro dando vueltas. Todo ocurre en apenas diez o doce segundos, pero parecen siglos cuando lo recuerdas. En uno de esos bandazos golpea al coche que va justo delante de mi, aquel que aficionado a comer espacios vitales. Todos los que vamos detrás, en la medida de lo posible, vamos deteniendo nuestros coches. El de los bandazos, de color azul, después de golpear al otro coche queda invertido en la marcha justo frente a mi. Les juro que parecía todo una escena de Matrix. No sabía que hacer. He intentado reducir marcha por marcha para no patinar por la lluvia, para aprovechar en freno del motor. De quinta a cuarta, de cuarta a tercera, pero cuando el coche se ha puesto frente a mi, circulando fuera de control marcha atrás he perdido el ritmo y he acabado con el coche calado. No sabía si cambiar de carril, si pegar un frenazo brusco. Al final la mediana ha detenido la caótica trayectoria del vehículo. Ha habido un segundo en el que no ha ocurrido nada. He visto el cuerpo de la conductora zarandeado por el golpe final y tal vez mi inconsciente me ha prevenido de lo que podía ocurrir. El caso es que he visto como salía del coche desorientada y entonces sí, entonces he salido (sin el chaleco, menos mal que la Guardia Civil después no me ha multado) a tranquilizarla. Tranquila, respira, ¿te duele algo? tranquila, tranquila, toma aire, respira. Que sí, que se te ha ido, tu tranquila y respira, respira despacio. Si, agente, nosotros estamos todos bien, ha sido ella la que se ha golpeado.
No ha ocurrido nada, probablemente esta muchacha haya pasado los peores momentos de su vida, pero salvo dos coches destrozados y medio centenar de corazones al borde del colapso, nada más.
Aun así, da que pensar, y mucho.

2 comentarios:

Caminante dijo...

Todo puede pasar en un segundo. Estás, no estás.
En cuanto a los que "se te suben a la chepa" en términos automovilísticos, buen coscorrón si que se merecen, y si provocan un accidente, castigo proporcional. PAQUITA

Anónimo dijo...

A MI TAMBIÉN ME PASO ALGO PARECIDO, DI BANDAZOS, ME PUSE EN CONTRA DE LA CIRCULACIÓN, EN PLENA M30 , HASTA QUE CHOQUE CONTRA UNA VALLA, CON LA SUERTE DE NO CAER Y QUE LOS UNICOS COCHES QUE VIERON TODO PARARON TAMBIÉN , COMO TU, Y SI OS PUEDO ASEGURAR QUE FUE EL PEOR DIA DE MI VIDA...LO UNICO QUE PENSÉ ES QUE NO VOLVERÍA A VER A MI HIJA DE 8 MESES EN ESOS MOMENTOS... Y ES QUE NO SABES CUANDO TE PUEDE PASAR.....
DORI