30 de enero de 2010




LAGO


Al fin la fuerza, al fin
Consigo unir pedazos
Quebrados de un destiempo
Que no hubo calendarios.


Fue gravoso.
No es fácil
Ejercitar los músculos
De un alma rota,
Lleva
Un tiempo innumerable
Recomponer sus huesos
–Cristal molido, añicos
De un lustro de mazazos-,
Tapar las cicatrices
Que, ocultas, permanecen
Tras la sonrisa amarga
Que esgrimen los que ultiman
Su puzzle de entelequias.

No obstante, a veces,
Llega.

Igual que ahora.

Lástima
Que este vigor recién
Logrado,
Sólo sirva,
Como otras tantas,
Como
Cuando era débil, para
Fingir que
No me importa.

1 comentario:

Milena dijo...

la reconstrucción es mucho más compleja que empezar algo de nuevo, pero hay que empeñarse en recobrar la vida de los pedacitos rotos, amalgamar nuestros fragmentos a cada rato ¿no es eso vivir?

Hay que ser muy fuerte, para lidiar con todas esas, nuestras debilidades, pero somos algo más que la suma de nuestros añicos

Te quiero, Poeta !