22 de enero de 2010

LUGARES CON ENCANTO

Hay lugares con encanto, que lo tienen por encima de cualquier ambigüedad. Alguna callejuela del viejo Madrid, el Montaparnase parisino, Roma, Venezzia, los club berlineses, cualquier cuestecita de Cuenca, miles de emplazamientos en la naturaleza. Luego hay lugares que tienen un encanto privado, el que le da lo que uno haya hecho en ese lugar. Hay muchos que evocan a la infancia, la juventud, a los primeros besos. Y luego hay otros que sin encanto alguno, sin tener el más mínimo peso en tu memoria, guardan un encanto inherente que te sorprende al primer reencuentro. Esto me pasó hace unos días con una cafetería. Es una cafetería de barrio, con lo que uno espera de un bar de barrio, sus lugareños y lugareñas, sus máquinas tragaperras, sus camareros, su televisión a todo volumen. Nada que la diferencia de las demás. En cambio, al pasar a su lado, algo hizo clack en la memoria, abriendo la espita de las emociones y me embargó una profunda nostalgia. Solo he estado una vez en ella. Solo me tomé un café y un par de donut. Pero ese café y esos donut fueron los últimos que tomé antes de que un notario nos entregara las llaves de nuestro piso (bueno, a medias con el banco hasta el 2024). No hay nada más, ni menos. Para mí es un indudable rincón con encanto de mi ciudad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente, el cariño, los buenos recuerdos y la nostalgia, cohabitan de repente en nuestra mente cuando volvemos al barrio. Y no se si te pasara a ti, pero yo cuando voy con todo lo cambiado que está, sobretodo porque falta mucha gente a la que esperas ver, porque eramos asiduos de determinados sitios, y no te das cuenta que han pasado casi 20 años y cada uno de nosotros ha tomado derroteros de vida distintos y no vas a encontrarte a nadie, pero lo imaginas, lo anhelas, lo recuerdas y a mi por lo menos me da, dentro de mi locura y mis paranoias, una inyeccion de.. no se como definirlo, quiza la emocion de querer y en cierto modo poder haber viajado en el tiempo y recordar y revivir. Un abrazo grande de viernes tarde con 4 cañas de amigo de los que me encantaria volver a compartir una cerveza nostalgica.

Larrey dijo...

¿Y ese amigo nostálgico tiene nombre para que nos echemos unas risas y podar buscar un bar donde las cañas tengan la espuma que merece el reencuentro?