El mes de enero en Brasil es como el de agosto en España, el mes de las vacaciones. Para tener todo bajo control empecé a hacer planes en septiembre. Me decidí por la agencia CVC, que controla el 90% del mercado turístico. Nunca había viajado con agencia, pero me contaban maravillas, como que al bajar del avión te meten en un bus y te dejan en el hotel.
La condición que pongo es que los vuelos sean directos. Algo que supongo fácil, ya que viajaré, desde San Pablo, a los dos punts más turísticos: Rio e Iguazú.
Finalmente, el 16 de octubre, pagué la cuenta. Me dicen que es muy pronto para entregarme los billetes. El primer vuelo sale el 9 de enero.
El día 8 por la tarde me llega el mail con los billetes. Hay una escala. De Rio a Foz de Iguazú el avión para en Curitiba por tres horas.
Me voy a la agencia y pido que lo cambien. Tardan una hora en hacerlo. En realidad, no había motivos para hecer la escala, simple falta de atención al reservar los vuelos.
El día de vuelta, 17 de enero, en el mismo aeropuerto me entero que el trayecto de Foz de Iguazú a San Pablo tendrá escala en Curitiba, y ya es imposible cambiarlo. Pido en el mostrador que me den el asiento de "salida de emergencia" y me dicen que solo los brasileños pueden ir ahí. Después de la escala el avión no puede aterrizar en SP porque llueve, el combustible se agota y terminamos ¡en Rio! Repostamos y volvemos a SP, pero no al aeropuerto de vuelos nacionales, Congonhas, sino al internacional de Guarulhos. Desde allí en bus al otro.
22 de enero de 2010
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1 comentario:
Ya lo decía el Combolinga: Brasil is different...
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