Era un escritor que empatizaba tanto con sus propias historias que por miedo solo escribía finales felices. Se concentró entonces en cuentos infantiles, hasta que un día se convirtió en rana.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
No sé cómo se te ocurren estas cosas, sólo sé que vale la pena leerlas!
1 comentario:
No sé cómo se te ocurren estas cosas, sólo sé que vale la pena leerlas!
Publicar un comentario