La desvergüenza del Consejero Güemes es como el universo, que si tiene límites, no se le conocen. En una carta en respuesta a la de otra lectora (El País, jueves 14 enero), nos habla con indignación, de nuevo, de los liberados sindicales, a los que gente como él y Esperancita, consideran el verdadero cáncer de todos los males del país. Perdón, perdón por este error, para ellos el cáncer principal es ZP, los liberados sindicales deben ser los acólitos cancerígenos. Simples tumores. Dice en su divertida carta que entre todos tenemos que financiar hasta 300.000 liberados sindicales (habla de cinco euros por cada trabajador), liberados sindicales que, según su particular universo, no luchan (ni lucharon) jamás por la defensa de los trabajadores. Quisiera aclararle algunos detalles a este señor, entre ellos que gracias, no quizá a estos, sino a otros sindicalistas, liberados o no, él (y yo, y todos) gozamos de derechos tan asumidos como las vacaciones, las jornadas de ocho horas, los días de obligado asueto, la regulación de los descansos durante la jornada laboral y un largo etcétera de beneficios sociolaborales que quizá, por asumidos, hemos empezado a ningunear, pero hace dos siglos eran poco menos que una quimera. ¿Esto lo lograron políticos abnegados como él y su jefa de gobierno? Me da la impresión de que no, así que le rogaría algo de respeto. Además, no debería dar ideas, porque a no ser que yo esté equivocado, él también es un funcionario público y su salario sale de trocitos que me quitan a mí y a otros que estaríamos muy gustosos de gastárnoslos en unas cañitas con los amigos. Un poco de respeto, que si no viene de serie, se puede aprender. O comprar, eso ya va por barrios.
15 de enero de 2010
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2 comentarios:
La opinión sobre los liberados sindicales es, mal que nos pese, generalizada.
Eso sí, conozco a más de un trabajador que ha pedido ser liberado y, cuando ha visto que tiene que realizar su labor sindical, ha decidido dejar su liberación, porque liberado trabajaba más que en su puesto...
Soy Felicidad, la hermana de Dudu. Larrey, tienes más razón que un santo.
Y sobre el comentario anterior: en todo cocido siempre aparece un garbanzo negro y eso no hace que el cocido se eche a perder.
Mi reflexión es que debemos intentar pensar de forma independiente, no dejándonos guiar porque luego acabamos con un GUÍA con el de la foto de más abajo.
¡Feliz Año 2010!
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