El día 31 de diciembre es extraño en todos los sitios. Sampa no iba a ser excepción. Todos las tiendas cerradas y los mesos también. Y con invitados en casa. Descubro que el Jardín Botánico abre ese día, 31/12, de 10 de la mañana a 6 de tarde. No me lo puedo creer. ¡Ya tengo plan! Llamo por teléfono para confirmarlo, y en efecto, hasta las 6 de la tarde del último día del año va a estar abierto.
Llega el día en cuestión. Llegamos al lugar. Es la una de la tarde.
- Seguridad: Está cerrado.
- Yo: Disculpe?
- Está cerrado.
- ¿No está abierto hasta las 6?
- Sí. Pero la taquilla cierra a mediodía.
- Ah!
- No se puede pasar porque la taquilla ya cerró.
- Vengo de España para ver el Jardín, ¿me podría permitir la entrada?
- Me temo que es imposible.
- ¿Y si le pago la entrada a usted?
- De ninguna manera, soy de seguridad, no taquillero.
- Es que vengo de España para ver el Jardín, ¿me podría permitir la entrada?
- No.
- Es que vengo de España para ver el Jardín, ¿me podría permitir la entrada?
- No.
- Es que vengo de España para ver el Jardín, ¿me podría permitir la entrada?
- No.
- Es que vengo de España para ver el Jardín, ¿me podría permitir la entrada?
- No.
- Es que vengo de España para ver el Jardín, ¿me podría permitir la entrada?
- No.- Es que vengo de España para ver el Jardín, ¿me podría permitir la entrada?
- Vale.
- ¿Yuju! ¿Le pago algo?
- No hace falta.
15 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario