Ayer fuimos los dos al cine. No. Volvimos al cine. Lo hicimos como el emigrantes que retornan a su tierra, mecidos por el tango de Gardel. Mirábamos a nuestro alrededor con entusiasmo, mira, han cambiado esto, anda, todavía tienen aquello. Íbamos de la mano, rejuvenecidos quince años. Cuando empezó la película me dieron ganas de decir, leñe, pero si ahora son en color. Ese fue el único requiebro que me permitió la película. Cintas como esta me recuerdan por qué una vez me consideré adicto al cine. Es de esas cintas que te agarra de las tripas. Tiene unos primeros minutos que pueden ser descorazonadores, pero después te coge el alma y no te la suelta hasta bien entrados los títulos de crédito. Es una película difícil, lo entiendo, que quizá requiere de un espectador experimentado. Pero son 120 minutos imprescindibles. A Juan José Campanella me lo crucé cuando llevaba a un hijo a la boda de su madre. Después me interesé por él y tiré de filmoteca para mojarme en el mismo amor y en la misma lluvia. Y bajo la luna de avellaneda me reconocí profundamente enamorado de su forma de ver el cine. Es de esas personas cuyo trabajo te llena. Sin más. Con el secreto de sus ojos creo que ha firmado el trabajo más sincero, más inteligente y más atrevido de todos. El mérito bien pueda estar en la historia, en lo que Eduardo Sacheri (¡ no tiene espacio en la wikipedia !) escribiera en su día (La pregunta de sus ojos) Habría que preguntarle a él si la cinta encierra en su metraje toda la esencia de su novela, pero como producto final es una joya que te recomiendo; me arriesgo a que después me lo puedas echar en cara, ese riesgo, en este caso, merece la pena. El secreto de sus ojos, ve a verla.
Ah, agradecimientos especiales a Dori, sin ella hubiéramos tenido que esperar al Emule para ver esta maravilla.
5 comentarios:
Varios amigos en cuyo buen criterio confío me la recomendaron. Pero en Huelva estas joyas, si es que llegan, están poco tiempo en cartelera. Así que cuando tuve un hueco para ir a verla ya la habían quitado. Espero, no obstante, poder verla próximamente de uno u otro modo.
Un abrazo.
Cine??... lo siento, mi memoria no me da para tanto...
Que suerte con Dori, ¿eh?
Favor con favor se paga, pero sí, suerte tenemos.
Yo hago una parada obligatoria en medio de la semana y voy al cine con mi pareja cuando hay algo que merezca la pena y es muy agradable en un montón de sentidos: la cabeza apoyada en el hombro, el paseo y la conversación de después, todo lo demás se deja "aparcado" para hacernos un hueco a nosotros
Vuelve a pedirle el favor a Dori, habrá formas de correspondérselo
La veré, aunque sea a cachos como siempre, pero la veré....claro, que si dori quiere...bueno, déjalo, busco a Mi Dori particular por mis alrededores, je,je..bss
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