12 de octubre de 2009

EL CHOFER


La situación no puede ser más incómoda. El aire acondicionado estropeado y el calor de la tarde, la guinda irónica. Aunque les separen 15 años la conoce casi desde que nació. La última vez que sustituyó a su padre, todo sea dicho, no le habían terminado de salir los dientes, ahora son los pechos los que no terminan de salirse, pero del sujetador, de lo apretados que los lleva. La pregunta le ha llegado tan de sopetón que ha pisado el freno, como si en lugar de un si o un no tuvieran enfrente un camión de mercancías. A ti, ¿qué te gusta más, que te la chupen o comerte un coño? Lo ha soltado como el que habla del último gol de Ronaldo o de la acumulación de nubes que barruntan tormenta. Dos coletas, camiseta blanca ajustada y jersey verde que poco puede hacer ante la arrogancia de los pechos que, más vale, como los dientes, hayan terminado ya de salir. Falda tableada transformada en una suerte de mini, mini, calcetines hasta las rodillas. ¿Uno puede conducir si alguien así le hace una pregunta de ese tipo? Van camino del colegio, por una zona arbolada por la que ha tenido que atajar por las obras. No hay nadie en la calle sin asfaltar porque es demasiado pronto. Superado el shock de la pregunta, transformado en interesante erección, responde con una medio sonrisa. No te rías, que sé de lo que hablo, yo prefiero que me coman el coño. ¿Tú que sabrás? Sabía que ibas a decir eso. Se recuesta sobre el asiento central, dejando las piernas ligeramente abiertas, por el espejo retrovisor casi puede adivinar sus caderas. Pues mira, en mi colegio hacen fiestas, y van antiguos alumnos, y bueno, esos ya saben de que va la cosa, así que sé de lo que hablo. Ah, ¿sí?. Claro, a mi lo de chupar me gusta, porque no sé, tío, me gusta ver como se os pone dura, como se os salen los ojos de las órbitas y todo eso; no me mola la manía esa de correros en la boca o en la cara, que vale, será de cine, y todo eso, pero es una puta guarrada, que luego se queda pegajoso y no hay quien quite el olor. Ah, pues sí, al final sí vas a saber de lo que hablas. Claro, tío, que ya tengo quince tacos y no soy ni una estrecha ni una cría, tengo pelos en el coño ¿sabes? No, la verdad es que no me lo había imaginado. ¿Sabes a quien se la chupé por primera vez? No, ni idea. Si dice mi padre, piensa, voy a vomitar. Al profesor de educación física, en su cuchitril. Ya se piró, hace un año, pero estaba como un queso, todo cachas; luego no la tenía muy grande, la verdad, bueno, entonces no lo sabía. Estaba limpio y fue educado, y como estaba un poco asustada, pues ahí se quedó la cosa. ¿No eres virgen? ¡ Virgen ¡, pero tío, ¿en qué mundo vives? En mi cole ser virgen es casi como una lacra, ni de coña. Hay cosas, tío, que no he probado, eh, no pienses que soy un putón como la Mariola, que deja que se corran en la boca y dicen que hasta dar por atrás, pero la vida es corta, tronco, todo lo que no me folle hoy no me lo follaré nunca. Un botón ha perdido su sitio y los pechos se muestran con toda su grandeza y arrogancia. Ella juguetea con sus coletas y él intenta mantener la vista en la calzada. ¿Sabes lo que me pone mogollón? la idea de follar en la calle. He tenido mis cositas, ya sabes, una paja, un dedo, que por cierto, los de mi edad no tienen ni puta idea de cómo hacerle una paja a una tía, por eso me molan más los de la uni, que saben por dónde tienen que ir. Pero poco más, ¿sabes lo que es el dogging? pues es ir a follar con desconocidos en los parking públicos, que mola eso de no saber quien es y que te chupen y chupar, no sé, parece una guarrada, pero me pone la idea; luego a lo mejor me rajo, pero no me gustaría morirme sin probarlo. Habla como si estuviera en la cuesta abajo de su sexualidad. Una vez, en un parque, iba con Toni y vimos a una pareja follando, estaban entre los matorrales, nos acercamos y joder, me puso cachonda como le chupaba la polla, para mí que era una puta, porque lo hacía con profesionalidad; Toni se tuvo que dar cuenta, porque me metió la mano en las tetas y yo le cogí la polla, ¿te puedes creer que me corrí sin que me tocara el coño? justo antes que él, fue una pasada, a eso me refiero, ese es el morbo que me pone, porque lo de follar por follar, como que no sé, es un poco aburrido ¿no te parece? Es incapaz de contestar, le duele la polla bajo el pantalón vaquero y ella se da cuenta de la erección. Te he puesto cachondo ¿verdad? Sí, mucho. Es una lástima que tenga que entrar en el cole, no me importaría meterme en la boca esa polla que tienes dura debajo del pantalón. Esto lo ha susurrado al oído mientras él intenta detener con cierta dignidad el vehículo frente al portón del colegio. Pero tendrá que ser otro día, hoy tengo examen a primera hora. Se baja del coche y la ve alejarse. Lo único que piensa mientras sigue el contoneo de sus caderas es donde estará el sitio más cercano y discreto para hacerse una paja. Ella, en cambio, va a ir primero a la cafetería, tanto teatro y tanta mentira le ha abierto el apetito.


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